REFLEXIONES SOBRE EL IMPRESIONANTE VÍDEO QUE NOS APORTA "LIZZIE VELASQUEZ", ETIQUETADA COMO "LA MUJER MÁS FEA DEL MUNDO"

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REFLEXIONES SOBRE EL IMPRESIONANTE VÍDEO QUE NOS APORTA "LIZZIE VELASQUEZ", ETIQUETADA COMO "LA MUJER MÁS FEA DEL MUNDO"

Reflexiones publicadas en: http://bastidademiguel.blogspot.com.es
Fecha: Enero 2014
Autora: Ana Mª Bastida de Miguel

A través de estos 3 vídeos, realizados por la joven estadounidense “Lizzie Velasquez”, tenemos el mejor ejemplo de esfuerzo, lucha, fortaleza y autosuperación que nos transmite la propia protagonistaa través de una exposición recogida en estos pequeños cortometrajes.

A pesar de la situación terrible, objetiva y real en la que se ha encontrado desde su nacimiento. Lizzie demuestra que detrás de ella hay mucha más belleza de la que los cánones actuales nos marcan, mucha lucha por la autosuperación a pesar de tenerlo todo en contra, mucho sufrimiento pero a la vez mucha fortaleza adquirida, aspecto que le ha permitido aceptarse con orgullo, tal y como es, y transmitirlo mediante charlas motivacionales a otras personas que pueden beneficiarse de ellas.
La realidad que nos plantea es objetiva y terrible a simple vista pero ella la ha transformado en algo maravilloso que nos puede ayudar a valorarnos mucho más de lo que normalmente hacemos. Nos proporciona una lección de la cual tenemos mucho que aprender.
Cuando nos sintamos incapaces, torpes, feos, gordos, inseguros, menos que los demás… e incluso aún cuando los demás también nos lo recuerden y nos vean como tales, es bueno que echemos un vistazo a un ejemplo como éste donde podamos aprender a valorarnos, a ver y a extraer lo mejor de nosotros mismos y a aceptarnos a pesar de los inconvenientes.
¡Nosotros elegimos estar enojados contra el mundo o ser felices!. ¡Nosotros decidimos si es más importante autocriticarnos y no valorarnos que aceptarnos como somos y sacar lo mejor de nosotros mismos u obviarlo!. La apariencia física no nos convierte en personas, son los valores personales los que nos permiten sentirnos bien o mal contra nosotros mismos o contra el mundo. ¡Son los valores personales los que nos permiten ser humanos!
Aquí vemos a una joven que, debido a su apariencia, ha enfrentado desde su más tierna infancia crueles burlas y gran rechazo por parte de sus iguales y aún así ha seguido adelante con orgullo. El ser catalogada como “la más fea del mundo” le ha permitido adquirir una fortaleza que le ha llevado a luchar con entusiasmo y a vencer una situación que emocionalmente la podía haber destrozado pero que, por el contrario, ha demostrado que ante las peores adversidades puede nacer algo fantástico y positivo.
Lizzie nació prematura y con una extraña enfermedad que le impide producir la grasa que su cuerpo necesita para poder ganar peso. Es tan delgada que parece sufrir anorexia (grave enfermedad que lleva, a quien la padece a no comer, para no engordar y de seguir adelante puede terminar incluso muriendo por ello) pero no es su caso. Lizzie necesita comer cada 15 minutos, puede comer todo lo que quiera que nunca engordará, en muchas ocasiones ha llegado a comer más de 60 veces al día. Su cuerpo necesita consumir entre 5.000 y 8.000 calorías diarias para poder mantenerse con vida y poder mantener su peso. Nunca ha pesado más de 29 kg. Ahora mismo con sus 24 años pesa 24 kg. Su sistema inmunológico es tan débil que come todo lo que puede para poder mantenerse en las mejores condiciones. Además, de esta situación, hay que añadir la pérdida de visión del ojo derecho, desde los 4 años.
Ya veis qué contradicción unos no quieren comer para no engordar porque se ven gordos, feos y desgraciados como consecuencia del peso y otros intentan engordar con todas sus fuerzas y no lo consiguen y aún así son felices.
Su enfermedad es tan extraña que sólo hay 2 casos, que se conozcan, en todo el mundo. Para ella no ha sido la enfermedad lo más difícil sino el enfrentarse al acoso al que fue sometida desde su más tierna infancia. Nadie quería hablar con ella en la escuela, las críticas, las risas, las burlas y el “bullying” al que fue sometida formó parte de su vida. Ella no comprendía el porqué todos se portaban así con ella, era muy pequeña y a pesar de que intentaba portarse muy bien con todos los niños para ser aceptada, éstos se burlaban y la rechazaban.
Sus puntos de apoyo fueron sus padres y sus profesores, ellos le dieron el apoyo y la confianza que necesitaba hasta que fue adquiriendo sus propias fortalezas como para sentirse orgullosa de sí misma, aceptarse tal y como era y enfrentarse a un mundo que lo tenía en contra. Poco a poco logró ganarse el cariño de sus amigos, los cuales veían en ella una fuerza que les ayudaba a ellos a superarse, formó parte de grupos que ayudaban a otros, nunca se quedó en casa lamentándose de su situación, se obligaba a ver de ella misma lo que realmente merecía la pena, obviando lo que no le ayudaba y resaltando lo que le permitía sentirse importante por lo que era capaz de ofrecer, dar y valorar.
En su adolescencia el “bullying” se incrementó, el acoso de sus compañeros llegó a internet donde colgaron un vídeo sobre ella en Youtube, etiquetándola como la mujer más fea del mundo. Este vídeo generó multitud de mensajes que la animaban a quitarse la vida, a pegarse un tiro, a suicidarse con una bolsa de plástico… Y fue precisamente esto lo que la llevó a tomar decisiones importantes que le ayudaron a fortalecerse, a pesar de tener momentos en los que parecía hundirse y venirse abajo.
Sus padres, lógicamente, intentaban protegerla de todo esto pero finalmente comprendieron que la mayor fortaleza de su hija consistía en ayudarla a luchar por sus sueños. No servía de nada el que no leyera los mensajes que escribían sobre ella, ni que evitara las burlas sino que lo más importante era que realizara sus sueños, que afrontara lo que la vida le deparaba y ahí estuvieron en todo momento.

Lizzie decidió no dejarse vencer y asumir un papel importante en su vida. Decidió marcarse retos, escribir libros, estudiar en la universidad, dar charlas motivacionales para que otros pudieran beneficiarse de todo aquello que les pudiera resultar útil. Tenía muy claro que uno elige qué es lo que quiere hacer en su vida, que el enojo, la rabia, la frustración, el abandono… no contribuyen al desarrollo personal sino todo lo contrario. De la elección dependerá el sentirse bien o mal y ella decidió elegir y dedicar toda su energía a luchar contra el “bullying” y contra todo lo que representaba su fealdad física, quedándose con la belleza personal que ella emanaba y transmitía a través de sus charlas motivacionales a todos aquellos que pudieran ser víctimas de acoso o “bullying”. Escribió dos libros “Lizzie Bellísima, La historia de Lizzie Velasquez”, “Sé bella, sé tú misma” relacionados con este tema, los cuales han tenido un gran éxito y ahora está preparando el tercero.
Descubrió que la apariencia física no es un impedimento para ser feliz y lograr todo aquello que uno se proponga. No hay nada que nos impida sacar lo mejor de nosotros mismos a no ser que seamos nosotros mismos quienes lo impidamos.
Con Lizzie, al igual que con otros muchos que por unos motivos u otros no son tan perfectos como los estereotipos sociales nos marcan, vemos que no hay nada que no podamos lograr si nos lo proponemos, que la belleza física no es lo más importante pues ésta no permanece para siempre, que hay cosas como la personalidad y los sentimientos que son maravillosos y que a veces no los tenemos en cuenta pero que sin embargo siempre perduran, que a veces nos quedamos con lo superficial y no valoramos aspectos personales en los que nos rodean, que hay cosas que valen muchísimo más que los aspectos materiales o físicos que nos vienen impuestos por los medios sociales… Lizzie utilizó toda la negatividad dirigida hacia ella, por las personas que la acosaban, como elemento de motivación para lograr alcanzar los objetivos que ella misma se marcó.
Con su fortaleza de hierro nos da una gran lección sobre la auténtica belleza, nos muestra cómo a pesar de tener muchas cosas en contra ha mantenido su autoestima en unas condiciones que le han impedido caer en una depresión, muy por el contrario decidió luchar y para ello se puso cuatro metas importantes:
          1)   Dar charlas motivacionales
          2)   Publicar un libro
          3)   Graduarse en el instituto
          4)   Tener un título universitario y una familia
De estas cuatro metas casi todas las ha conseguido: da charlas motivacionales, ha publicado dos libros y está a punto de publicar el tercero, se graduó en la universidad especializándose en comunicaciones, adora a su familia y su familia a ella y no descarta formar la suya propia. ¡Si ella lo ha conseguido podemos conseguirlo todos!.
Lizzie nos da una gran lección y lo que en una ocasión sirvió de burla, a unos pocos, ahora nos permite usarla como modelo y ejemplo para todos aquellos que se sientan inferiores, independientemente del motivo que sea.
La belleza interior es la más bella de todas las bellezas y con Lizzie lo hemos descubierto, esa belleza interior permite que el ser humano crezca y aporte valores indestructibles sin importar el paso del tiempo. Estamos ante un ejemplo a seguir y debemos darle las gracias por esa gran belleza interior que Lizzie ha mostrado al mundo, por ese gran mensaje de autoaceptación que podemos extraer de ella y que puede ayudar a otras muchas personas para que se acepten tal y como son y para que no sufran ante un acoso como el que ella sufrió.
A través del bullying se puede hacer muchísimo daño a personas que valen muchísimo más que quienes lo llevan a cabo. En este caso no consiguieron destruirla y eso mismo potenció la motivación necesaria para luchar, pero cuántos de los que no tenemos noticias sufren en silencio y terminan sucumbiendo a la depresión e incluso a la autodestrucción, debido a personas que creyéndose superiores muestran todo lo contrario con sus comportamientos. ¡Parémonos a pensar y tomemos nota para que “no hagamos a los demás lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros”!.

Como dice Lizzie en una de sus charlas ”La mejor forma de vengarse de los abusadores es contraatacar con tus logros” “Quizás aquellos que, en su momento, la atacaron debieran ahora aprender de ella”
En base a los argumentos aportados, podemos afirmar que es importante marcarnos metas, no importa si son grandes o pequeñas, pero marcarnos metas que nos ayuden a luchar en el día a día, hasta conseguir llegar allí donde nos propongamos, esto dará sentido a nuestras vidas y hará que nos levantemos todos los días con un motivo por el que luchar, con un esfuerzo a realizar, con una motivación para conseguir algo de lo que posteriormente podamos sentirnos orgullosos…
Trabajemos el presente para que nuestro futuro esté lleno de esperanza e ilusión, no permitamos que comentarios negativos nos hagan abandonar. Que sean esos comentarios negativos los que nos ayuden a marcarnos nuevos retos y vayamos a por ellos con todas nuestras fuerzas. ¡Si Lizzie ha podido podemos todos!
¡Gracias a Lizzie podemos aprender que no todo es lo que parece, detrás hay demasiados potenciales que debemos cultivar, por ser lo suficientemente importantes como para tenerlos siempre en cuenta!
¡Personas como Lizzie son las que nos hacen ser mejores pues con su lucha mueven emociones y corazones en beneficio de todos!

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“NAVIDAD” LA MEJOR ÉPOCA PARA COMPARTIR EMOCIONES POSITIVAS

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Referencia de la noticia:
Psicologia-online.com





Publicado en: Psicologia-online.com
Fecha: Diciembre 2013
Autora: Ana Mª Bastida de Miguel


 

La Navidad, época de cambios positivos


La Navidad es una época que, tradicionalmente y en casi todas las culturas, ha permitido los mejores momentos del año para reunir familias y amigos. Ideal para compartir ilusiones y enviar mensajes de felicitación y cariño a las personas que queremos pero que se encuentran a gran distancia, para pensar en reencuentros y en regalos tanto para niños como para adultos… Es una época en la que las distancias se perciben como algo ideal para establecer contactos, regresar a casa, compartir mediante reuniones familiares alegría, comidas e ilusiones para el próximo año, además de recuerdos personales de nuestros seres más queridos que por un motivo u otro ya no se encuentran entre nosotros...
La Navidad es una época repleta de emociones y sentimientos hacia la familia, hacia los amigos, hacia nuestros seres más queridos... Es una época cargada de cuentos, tradiciones y leyendas que vamos transmitiendo de generación en generación a través de los padres, abuelos, familiares, amigos y conocidos… o no tan conocidos.
Son muchas las emociones que podemos compartir y generar, por ello es un buen momento para plantearnos un cambio de ritmo y de rumbo en nuestras vidas. Es el mejor momento para intentar hacer algo diferente a lo que hemos venido haciendo. Es el momento de plantearnos que nuestra arquitectura cerebral puede modificarse por otra que incluya optimismo, esperanza e ilusión de forma que nos proporcione la motivación suficiente como para intentar conseguir unos objetivos saludables y beneficiosos para nuestra salud física y mental. Es el momento ideal para prestar atención a todo aquello que nos permita acercarnos hacia metas más favorables. Es una ocasión perfecta para detener, desechar o controlar todas aquellas emociones que manifiesten ira, desesperanza, aburrimiento, ansiedad, enfados, resentimientos, rencores, tristezas, angustias, frustraciones… que sólo generan energía negativa y mucho malestar físico y emocional.
Es el momento más adecuado para dedicar todo nuestro tiempo y toda nuestra energía para iniciar la búsqueda de lo positivo en todo aquello que nos rodea, en no escatimar esfuerzos para la lucha, lucha que nos permitirá buscar lo mejor de nosotros mismos y de los que nos rodean y, sobre todo, tratar de conseguirlo a través de nuestro propio esfuerzo y perseverancia.

¿Qué mejor época para iniciar estos cambios que la Navidad?

Nunca es tarde, siempre lo podemos intentar, pero en esta época nos encontramos con momentos en los que la música, las luces, las calles, los mensajes publicitarios… y nuestro entorno ofrece un caldo de cultivo excelente ya que desprende alegría, ilusión, felicidad, sonrisas, abrazos…
Nuestras emociones dependen, en gran medida, de nosotros y todo lo que depende de nosotros lo podemos controlar y cambiar. Las emociones las generamos nosotros, emanan de nuestros pensamientos y de las interpretaciones que hacemos de todo aquello que nos rodea.
El pensamiento juega un papel fundamental en el control de las emociones. Pongamos nuestro pensamiento a nuestro servicio y nunca en nuestra contra. ¡No nos convirtamos en nuestro mayor enemigo! ¡No declaremos la guerra contra nosotros mismos! ¡No busquemos lo peor de cuanto nos rodea! ¡No cerremos puertas ni ventanas a posibles alternativas! Cultivemos emociones y sentimientos positivos mediante el pensamiento, que sea el pensamiento el que nos dirija hacia lo positivo y nos aleje de lo negativo que sólo conlleva dolor y mucho malestar a todos los niveles. No permitamos que la tristeza, la nostalgia por tiempos pasados o futuros, la rabia, el odio o el rencor por sucesos acontecidos amarguen o dirijan nuestras vidas. Usemos la Navidad para iniciar el cambio y permitir que todas estas emociones negativas nos sirvan para indicarnos todo lo que debemos cambiar, en caso de que algo esté fallando, que la Navidad nos sirva como estímulo para buscar el equilibrio a través de pensamientos, emociones y sentimientos adecuados, constructivos y resolutivos. De esta forma encontraremos nuestro camino y resolveremos las situaciones, por muy difíciles que puedan parecernos en un principio.
La Navidad puede ayudarnos a tomar conciencia de asuntos que tenemos sin resolver y que merece la pena resolverlos. Entendamos lo que está ocurriendo y así podremos saber si no necesitamos cambiar nada porque todo está bien o si, por el contrario, es momento de actuar e iniciar un cambio.

La Navidad, oportunidad para crecer emocionalmente

Que la Navidad no sólo represente comer, beber, dar, pedir o desear regalos materiales... Que las ocupaciones, el trabajo, los malos recuerdos o las preocupaciones… no sean un obstáculo para compartir lo mejor de nosotros mismos e impidan buscar la felicidad y la satisfacción personal dentro de nosotros o en aquellos a los que queremos. Que la Navidad sea una oportunidad para desarrollarnos y crecer emocionalmente entre las personas que se encuentran con nosotros. Hagamos una pausa y compartamos los mensajes que nos ayuden a fortalecernos emocionalmente, tanto en el presente como en el futuro. Que la Navidad nos ayude a recordar a los que ya no se encuentran entre nosotros, para que nadie los olvide mientras nosotros estemos vivos, recuperando y transmitiendo lo mejor de ellos para que puedan servir de apoyo, guía y ayuda a los que aún están a nuestro lado. ¡No permitamos que lo bueno desaparezca en el olvido!
El mejor recurso biológico de nuestro organismo es nuestro propio cerebro. Es nuestro mayor tesoro y, si aprendemos a manejarlo a través del pensamiento, nunca nos fallará. Habremos conseguido usar y poner nuestras capacidades y potenciales a nuestro servicio. No hay mejor medicina que poner nuestro cerebro a trabajar con optimismo. Si invertimos tiempo en programar inteligentemente el mayor tesoro del que disponemos y que es, sin lugar a dudas, ¡la fuerza de nuestro cerebro!, no tenemos ni idea de cuánto podremos conseguir. Debemos creer en nosotros mismos, cada movimiento que realizamos en el volante de un coche cambia la trayectoria del vehículo, lo mismo ocurre con nuestro cerebro. Si a través del pensamiento movilizamos y activamos nuestro cerebro de forma positiva también nosotros podremos cambiar el rumbo de nuestras vidas y habrá merecido la pena el esfuerzo.
Ahora me pregunto ¿Por qué no aprovechar la Navidad para usar nuestro pensamiento positivo en buscar alternativas que nos ayuden a resolver nuestros problemas? ¿Por qué no aprovechar la Navidad para poner a trabajar las emociones positivas y ponerlas a nuestro servicio? ¿Por qué no aprovechar la Navidad para iniciar el cambio? El truco está en cambiar el enfoque negativo por un enfoque positivo. Si cambiamos los pensamientos negativos por unos más positivos y más resolutivos podremos cambiar, sin apenas darnos cuenta, las emociones negativas por emociones positivas. No necesitamos cambiar el pasado, el pasado pasado está, pero sí el presente. ¡Si cambiamos el presente también cambiaremos el futuro!
Aprovechemos la Navidad para introducir un menú que utilice ingredientes basados en emociones positivas. Disfrutemos del afecto, de la alegría que manifiestan los niños, de la satisfacción que encontramos en las calles, de la música, de las luces de las ciudades… Todo se llena de motivos Navideños en los que no hay lugar para la tristeza, los abrazos y los besos se multiplican, las felicitaciones se extienden a nuestro alrededor, la autoestima crece por la huella positiva que se produce en estas fechas, toda la familia se esfuerza por mantenerse unida, ni el trabajo ni las prisas lo impiden, todo se amplifica en esta época… ¡Quedémonos con lo mejor de lo mejor y disfrutemos de ello! ¡Utilicemos el presente para modificar el futuro!
El control de nuestros pensamientos nos puede ayudar a regular nuestras emociones y a reconducir nuestro estado de ánimo en cada momento, sin caer en la victimización ni en el pesimismo. Que las pérdidas, las separaciones, los problemas económicos o cualquier otro motivo negativo no nos impida ver lo mejor de lo que nos rodea. ¡La Navidad es una época para compartir emociones y vivenciar los mejores momentos dentro de una familia unida!
Éste puede ser un buen menú Navideño, pero se nos pueden ocurrir otros muchos, todos serán válidos mientras incluyan ingredientes beneficiosos para la salud física y mental.

Menú Navideño
Entremeses variados decorados con respiración profunda, mucha relajación, mucho cariño, mucho afecto, mucha ilusión y mucha ternura.
Primeros platos mezclados con ingredientes que incluyan emociones positivas en las que aparezca alegría, estado de ánimo gratificante, satisfacción y orgullo por compartirlos en familia, decorado todo ello con risas, luces, abrazos y canciones.
Segundos platos y para que resulten un poco más fuertes, cargarlos con recuerdos agradables que pertenezcan tanto a los presentes como a los que ya no se encuentren entre nosotros, sin olvidar añadirles ilusión, esperanza saludable y multitud de pensamientos positivos.
Y finalmente usemos en los postres ingredientes que incluyan compromisos y una gran motivación para luchar con todas nuestras fuerzas de tal forma que nos permitan conseguir que nuestras emociones negativas puedan ser cambiadas por otras, totalmente opuestas y cargadas de positivismo, optimismo y actitudes encaminadas a resolver problemas y no a crearlos, todo ello decorado con unas cuantas sonrisas, mucha ilusión y muchas expectativas de autosuperación para conseguir lo mejor de lo mejor de nosotros mismos y de los demás.
En el café y en la sobremesa, para calentar el ambiente, no hay nada mejor que el calor que sale de los corazones de nuestros seres más queridos y la esperanza de seguir adelante repartiendo sonrisas, amor, calma, tranquilidad, afecto, besos, abrazos y mucho cariño sin pedir nada a cambio.
Como elemento decorativo usemos el Árbol de Navidad cargado con mensajes que nos recuerden a toda la familia lo mejor de lo mejor, sin olvidar nunca disfrutar segundo a segundo, momento a momento, día a día… de todo lo que tenemos a nuestro alrededor.
¡Disfrutemos a tope de lo que tenemos y que en muchas ocasiones obviamos, sin darnos cuenta de que está ahí aunque no seamos capaces de verlo! ¡No esperemos a que ocurran grandes cosas para ser felices, disfrutemos de los pequeños detalles y compartámoslos con los que más queremos! ¡No esperemos a perderlo para añorarlo y desear tener lo que ya hemos perdido! ¡Disfrutemos del momento y quedémonos con lo mejor!
Si es necesario colguemos esos pequeños detalles en nuestro Árbol de Navidad para que posteriormente durante el próximo año, y una vez pasada la Navidad, podamos situarlos en un lugar visible donde podamos verlos de vez en cuando y puedan servirnos de guía y apoyo en todo momento, sin que nunca nos permitamos echarlos al olvido o dejar de usar todo aquello que nos sirva para recordarnos lo importante que es vivir y disfrutar, durante todo el año como si fuera Navidad, de una época cargada de emociones y sentimientos sumamente gratificantes, tanto a nivel personal como a nivel colectivo. ¡Mantengamos la Navidad siempre con nosotros para que los valores, las tradiciones y los deseos de autosuperación nunca se pierdan!
 



BIBLIOGRAFÍA
Bastida de Miguel, Ana Mª (2011): Aprender a relajar es invertir en salud: Programa para su aprendizaje y puesta en práctica. https://www.psicologia-online.com/entrenamiento-en-relajacion-aplicada-2416.html
Bastida de Miguel, Ana Mª (2011): Estrés, ansiedad, recopilación de síntomas y alternativas psicoterapéuticas. https://www.psicologia-online.com/estres-y-ansiedad-sintomas-y-alternativas-psicoterapeuticas-2375.html
Bastida de Miguel, Ana Mª (2011): Pensamiento positivo, emociones, comportamiento y salud. http://www.psicologia-online.com/autoayuda/articulos/2011/pensamiento-positivo-emociones-comportamiento-y-salud.html
GOLEMAN, Daniel (1996): Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
GOLEMAN, Daniel (2004): La práctica de la inteligencia, Kairós, Barcelona.
MORGADO, Ignacio (2007): Emociones e inteligencia social. Las claves para una alianza entre los sentimientos y la razón, Hurope, Barcelona.
SELIGMAN, Martin E.P. (2003): La auténtica felicidad: la nueva Psicología Positiva revoluciona el concepto de felicidad y señala el camino para conseguirla. Barcelona: Ediciones B.
TOLLE, Eckhart (2003): El poder del ahora.

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