RELACIÓN ENTRE CONSUMO DE DROGAS Y PREDISPOSICIÓN A TENER DESÓRDENES DEL ESPECTRO ESQUIZOFRÉNICO


Infocop | 


José M. García Montes, Flor Zaldívar Basurto, Margarita Moreno Montoya y Pilar Flores Cubos

Universidad de Almería

A pesar de que existe una abundante investigación sobre el tema, todavía no están claras las causas por las que una persona, en un momento dado de su vida, puede llegar a desarrollar esquizofrenia. En general, se supone que existe una cierta predisposición genética al padecimiento del trastorno que, para desarrollarse de hecho, requiere también la presencia de factores ambientales que se están estudiando. Así, por ejemplo, siguiendo la investigación de Bentall, Wickham, Shevlin & Varese (2012), brillantemente resumida en números anteriores de Infocop Online, los niños sometidos a experiencias estresantes son tres veces más propensos a desarrollar esquizofrenia en la edad adulta que aquellos que no lo han sido.
Entre estos factores vitales, vinculados con el padecimiento de algún desorden del espectro esquizofrénico, otro muy contrastado por la investigación, es el consumo de drogas. Sin embargo, no está claro si tomar drogas favorece la aparición de la esquizofrenia o, por el contrario, la gente con esquizofrenia, o con vulnerabilidad a padecerla, consume drogas para aliviar algunos de los síntomas que presenta. Por lo que respecta a algunas sustancias en concreto, como el cannabis, se han llevado a cabo estudios longitudinales que parecen indicar que un uso temprano de esta droga hace más fácil que la persona acabe desarrollando posteriormente esquizofrenia, respaldando así la hipótesis de que el consumo de drogas es un factor que en individuos vulnerables puede conducir al desarrollo de un trastorno esquizofrénico (Arseneault, Cannon, Poulton, Murray, Caspi &  Moffit, 2002).
En este contexto, nuestra investigación ha pretendido averiguar si existe alguna relación entre el consumo auto-informado de drogas que realiza población universitaria general y ciertas variables psicológicas que son indicativas de una predisposición a la esquizofrenia. En concreto, nos hemos centrado en tres drogas de un uso relativamente frecuente en la edad juvenil: alcohol, cannabis y cocaína. Y hemos considerado tres variables que pueden revelar la presencia de una predisposición psicológica a padecer esquizofrenia: la esquizotipia, la predisposición a las alucinaciones y la fusión pensamiento-acción.
En efecto, la esquizotipia se puede considerar la “hermana menor” de la esquizofrenia y los datos existentes son contundentes a la hora de entender que es un claro marcador psicométrico de vulnerabilidad al trastorno.
Por lo que se refiere a la predisposición a las alucinaciones, habría que decir que uno de los síntomas más característicos de la esquizofrenia es, precisamente, la presencia de alucinaciones. Aunque entendemos que en la población universitaria es poco frecuente la presencia de alucinaciones, sí puede darse un grado mayor o menor de predisposición a padecerlas, como han mostrado Fonseca-Pedrero, Lemos-Giráldez, Paino, Sierra-Baigrie, Villazón-García, García-Portilla & Muñiz (2010).
En relación con la fusión pensamiento-acción, este concepto hace referencia a la tendencia que muestran algunas personas a considerar equivalentes sus pensamientos y sus comportamientos. Por ejemplo, una persona puntuaría alto en fusión pensamiento-acción si considera que es tan malo pensar en matar a alguien como matarlo de veras o si cree que pensar en que va a suspender un examen hace más probable que de hecho suspenda. Esta variable se ha incluido debido a la tendencia que tienen los pacientes esquizofrénicos a estar muy controlados por el tipo de pensamientos que tienen, perdiendo de vista, en ocasiones, la situación en que de hecho se encuentran.
Pues bien, hemos investigado las relaciones entre el consumo de alcohol, cannabis y cocaína y estos tres factores vinculados con la esquizofrenia en 308 estudiantes, de diversas titulaciones, de la Universidad de Almería. Los datos que hemos encontrado vienen a respaldar la idea de que existe una relación entre el consumo de estas drogas y la vulnerabilidad psicológica a la esquizofrenia.
En efecto, las personas que muestran un perfil de consumo de riesgo  al  alcohol y al cannabis también presentan niveles (puntuaciones) mayores de esquizotipia. Sorprendentemente, hemos hallado que cuanto mayor es el consumo de cannabis mayor es la predisposición a las alucinaciones. A este respecto conviene tener en cuenta que uno de los síntomas de esta droga es, precisamente, la presencia de alucinaciones en diversa modalidad sensorial (principalmente auditiva y visual), bajo sus efectos.
También hemos encontrado que el consumo de las tres drogas se relaciona con un aspecto de la esquizotipia conocido como “anhedonia introvertida” y que se refiere, de forma general, a los aspectos negativos de la esquizofrenia y, más en concreto, a la incomodidad que algunas personas sienten ante el contacto con otros y la incapacidad para obtener placer de las actividades cotidianas. Creemos que este es uno de los datos más interesantes y novedosos y que merece la pena destacar de nuestro trabajo. Así, este resultado podría estar apuntando hacia uno de los factores que estaría explicando la relación tradicionalmente estudiada entre consumo de drogas y esquizofrenia.
Aunque a partir del diseño que hemos utilizado no se puede concluir ninguna relación causal, hemos propuesto la posibilidad de que los jóvenes que consumen drogas vayan separándose del resto de sus amigos y vayan disfrutando menos de las actividades que no están vinculadas con el consumo, entrando en una espiral de aislamiento social, consumo de drogas y experiencias inusuales que, finalmente, les puede llevar a presentar el tipo de conductas que caracterizan a la esquizofrenia.
Esta explicación vendría a sugerir también la conveniencia de utilizar programas de prevención, o en su caso tratamiento, que se centren en la realización de actividades con otras personas al margen de las drogas. Igualmente, al haber encontrado algunas relaciones entre el consumo de las sustancias estudiadas y la fusión cognitiva, hemos propuesto la posibilidad de utilizar técnicas basadas en un distanciamiento de la persona con respecto a sus pensamientos, como las propias de Mindfulness o la Terapia de Aceptación y Compromiso.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Psicothema:

García, J.M.; Zaldíval, B.; Moreno, M. y Flores, P. (2013) Relationship between drug use and psychopathological variables of risk in university students. Psicothema, 25 (4), 433-439.

Alcohol y bebidas energéticas, un cóctel peligroso

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Especialistas coinciden en alertar sobre el riesgo de su combinación ante el aumento de casos de intoxicación.
Fuente original: farodevigo.es |  11/12/2013 10:32:02 GMT
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Médicos del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona) e investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) alertan de que el consumo de tan sólo dos combinados de bebidas energizantes y alcohol puede producir intoxicaciones agudas. La mezcla de ambas sustancias ya no era recomendada, sin embargo, su popularidad no deja de crecer y, en paralelo, aumentan los casos de intoxicaciones graves entre los más jóvenes.

En un artículo publicado en la revista ´Medicina Clínica ´, María Luisa Iglesias, investigadora del Departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la UAB y directora del Servicio de Urgencias del Hospital Parc Taulí, advierte que el consumo de este cóctel, incluso en cantidades moderadas, es "una práctica muy habitual entre los jóvenes que salen de fiesta por la noche y puede tener consecuencias graves".

La especialista explica el caso de un joven de 19 años que llegó al servicio de urgencias del hospital de Sabadell con náuseas, vómitos y temblor en los párpados, los brazos y las manos, después de consumir dos latas de estas bebidas con vodka. En los cócteles, el paciente había consumido 160 miligramos de cafeína y 2 gramos de taurina, los principales ingredientes activos de este tipo de bebidas, mezclados con alcohol.

Carmen Guimeráns, psicóloga clínica y directora de la Unidad Asistencial de Alcoholismo de Vigo (Asvidal), asegura que no es necesario trasladarse al extremo opuesto de la península para encontrar casos de intoxicaciones graves causadas por esta combinación."Precisamente estos días hemos visto el caso de un chico que con una alta tasa de alcoholemia pudo coger el coche, sin notar ningún efecto. ¿Cómo puede mantenerse en pie con la cantidad de alcohol que ha ingerido? Pues, por esta unión con la bebida estimulante, que te hace creer que estás en buenas condiciones, estas personas se creen más capaces que una que sólo ha ingerido alcohol". Sin embargo, el joven se encontraba en una situación de embriaguez intensa. "No es que la unión cause una intoxicación", explica la experta; por una parte, "la bebida te estimula, no notas los efectos de embriaguez, con lo que continúas bebiendo. Entonces aparecen las intoxicaciones graves".

Los efectos de la mezcla

Por otra, el alcohol potencia la aparición de los efectos adversos de las bebidas energizantes: la cafeína estimula el sistema nervioso central y cardíaco, facilita la liberación de catecolaminas, como la adrenalina y la dopamina, y estimula la vasodilatación, mientras que la taurina incrementa la contractilidad cardíaca. Este tipo de bebidas también presentan inositol, que potencia la acción de la cafeína y de la taurina.

Por todo ello, los investigadores de la revista médica recuerdan que las bebidas energéticas están contraindicadas para personas con enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, trastornos cerebrales neurológicos, embarazadas, menores de 16 años y diabéticos.

Para la doctora María Luisa Iglesias, "el consumo de bebidas energizantes combinadas con alcohol se ha convertido en una práctica barata y popular entre la juventud para evitar la resaca y poder estar de fiesta hasta la madrugada". "Sin embargo, antes de tomarlas es necesario conocer las reacciones adversas de estas bebidas, las contraindicaciones, la idiosincrasia personal y las asociaciones peligrosas, como el alcohol", indica.

Carmen Guimeráns insiste en no alarmar sobre el consumo general de ambas sustancias. "Es lo de siempre: el alcohol en sí no es el problema, sino cómo lo consumes. No vamos a demonizar el alcohol ni las bebidas energizantes, pero sí tenemos que ser conscientes de los riesgos que se asumen cuando se consumen estas bebidas". A la hora de conducir, mantener relaciones sexuales o en condiciones de salud delicada, por ejemplo, especifica la directora de Asvidal.
Alcohol a atracones: secuelas
Con el consumo irresponsable surgen "situaciones problemáticas derivadas, por esa falsa sensación de control sobre lo que pasa, y que hace más dramática la situación de consumo perjudicial que hacen nuestros jóvenes", susceptibles de arrastrar sus consecuencias a largo plazo. Hace un año, recuerda, se encontró con el caso de "un chico joven, que no sabía que tenía problemas de corazón. Consumió alcohol en gran cantidad con bebidas energizantes". En consecuencia, sufrió una parada cardíaca que lo dejó sin oxígeno durante unos segundos y unas secuelas con las que tendrá que convivir durante toda su vida.

Al nocivo y creciente hábito de combinación entre bebidas estimulantes y alcohol, se suma la de la práctica de consumo intensivo. "Siempre se ha bebido, es cierto, pero no como se hace ahora: se bebe mucho en poco tiempo. Eso implica una alta concentración en sangre y una alta toxicidad" con efectos adversos que persisten, asegura el doctor Fernando Cadaveira, coordinador del grupo de investigación en neurociencia cognitiva y afectiva en la Universidad de Santiago de Compostela.

Las principales líneas de investigación de su grupo se orientan hacia el estudio de los efectos del consumo intensivo de alcohol (también conocido como "binge drinking") entre jóvenes. Los efectos adversos pasan por "daños neuroestructurales y del nivel funcional", tales como problemas de atención o deterioro de capacidad memorística a corto y largo plazo.

Desde la Unidad Asistencial de Alcoholismo de Vigo, su directora asegura: "Tenemos intención de comenzar a hacer un registro intensivo de la combinación de estas sustancias y sus consecuencias. Estamos viendo que la situación en la gente joven está teniendo unas consecuencias muy peligrosas, agravadas por combinaciones como éstas".






EL ALCOHOL PRINCIPAL CAUSA DE AÑOS PERDIDOS ENTRE LOS JÓVENES DE 15 Y 19 AÑOS


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En Valencia el porcentaje de estudiantes de 4º de la ESO que dicen consumir alcohol de forma habitual es del 9.5%. "No existe una necesidad de ir más allá en el debate de la legalización de las drogas", ha destacado el Delegado del Gobierno. El 61% de la población opina que la amenaza para la salud del cannabis es "baja" o "nula". “Es necesaria una mayor responsabilidad individual en la prevención de la drogadicción” ha señalado Francisco Bueno.

Fuente original: (NdP) | 15/11/2013 10:33:15 GMT

XXII Jornada sobre Drogodependencias “Las adicciones de hoy: percepciones y responsabilidades” ha concluido que estamos atravesando un periodo en el que las percepciones del riesgo del consumo de sustancias adictivas es cada vez más permisible. Una situación que se está viendo acrecentada por las redes sociales que están dando lugar a mitos y creencias sobre la invulnerabilidad del consumo de sustancias adictivas.
En la actualidad, aparece la necesidad de desvincularse con la persona adicta por el consumo de sustancias, que hoy en día suele ser el alcohol. El problema del alcohol radica en ser una sustancia legal, admitida socialmente e incluso promovida por lo que las personas no perciben el riesgo.
En este sentido, destacar que el consumo del alcohol es la sustancia más generalizada entre los jóvenes, situándose la edad media de consumo en los 13.7 años. El consumo entre éstos se sitúa entre el 18% y 66%, dependiendo de si afirman que su entorno consume de forma esporádica o de forma habitual. En este sentido el delegado del Gobierno para el Plan Nacional de Drogas, Francisco Babín, ha destacado que “estamos ante un fenómeno grupal y entre iguales por lo que una mayor flexibilidad podría, consecuentemente, dar lugar a un mayor consumo”.
La concejala de Sanidad, Lourdes Bernal, ha destacado "la participación de los trescientos profesionales de ciencias de la salud y ciencias de la educación, asistentes a esta jornada, donde se ha puesto de manifiesto la importancia de la promoción de la salud y de la prevención de las adicciones tanto con sustancia como sin sustancia. La formación de los profesionales debe de redundar en un cambio de actitudes y de valores tanto en las actividades laborales como en la transmisión de mensajes positivos en la sociedad".
El alcohol es la causa principal de daños perdidos por muerte prematura, por incapacidad, y enfermedad entre los jóvenes de entre 15 a 19 años. Tres de cada diez estudiantes de entre 14 a 18 años se han emborrachado en el último mes. En Valencia, de entre los jóvenes que dicen consumir de forma habitual, el 9.5% son estudiantes de 4%u02DA de la ESO.
Del modelo mediterráneo al nórdico
El alcohol en los jóvenes está sujeto también a los cambios sociales. Se ha pasado de un modelo mediterráneo al modelo nórdico en el que el consumo se centra en el fin de semana, en los ambientes de ocio y en franjas concretas de edad. De acuerdo al Plan Municipal de Drogodependencias el consumo de alcohol en Valencia se produce principalmente en fin de semana, mientras que el consumo de porros entre los jóvenes, aunque se concentra más en fin de semana, se da a lo largo de la semana de forma más estable.
El problema que ha señalado el jefe de servicio de Drogodependencia del Ayuntamiento de Valencia, Francisco Bueno, es “la falta de la percepción del riesgo de los jóvenes y la falta de responsabilidad no sólo de la sociedad sino también a nivel personal”. En la actualidad, los jóvenes sitúan el riesgo del consumo habitual del alcohol en un 3.6 (1) y del consumo esporádico en un 2.2.
Tras el alcohol las sustancias más consumidas entre los jóvenes de entre 14 y 18 años son el tabaco y el cannabis. Entre los jóvenes, por cada uno que no consume, otro consume una sola sustancia y el último consume dos o más sustancias. El consumo de alcohol, sobre todo si es de tipo intensivo se asocia con una mayor prevalencia de consumo de otras drogas.
En este sentido el director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), Ignacio Calderón, ha destacado que “si bien contamos con la red asistencial más importante de Europa, nos encontramos en un momento en que la extensión del consumo a la juventud nos lleva a reforzar la prevención y su capacidad de control. No podemos olvidar que la represión por si sola no conlleva a la reducción del consumo”.
Los expertos han concluido que vivimos en una sociedad cambiante, en la que se ha pasado de sociedades basadas en la necesidad y el deseo, a una sociedad de las apariencias. Estamos antes una sociedad de consumidores que ha contribuido al cambio de hábitos y estructuras sociales y familiares. Francisco Bueno ha destacado en este sentido que las nuevas tecnologías están conduciendo al aislamiento familiar, a malos hábitos alimentarios y a la búsqueda de resultados inmediatos.
Verdades y mentiras de la política contra drogas
El Delegado del Gobierno ha destacado que no existe diferencia entre países productores y países consumidores al ser los mayores consumidores los países productores y de tránsito.
Durante la intervención el Delegado ha destacado que si bien son muchos los países que han abogado por una «legalización de las drogas» y que incluso, como el caso de Uruguay que ha aprobado un proyecto de Ley para regular el mercado del cannabis bajo control estatal, lo han regulado parcialmente en el caso de España no es pertinente.
En este sentido, una legalización de las drogas no sería entendida por la sociedad, menos del 20% estaría a favor un porcentaje que se ha reducido en 2.6 puntos del 2003. Las medidas de mayor eficacia para resolver el problema de las drogas, para los ciudadanos son: las formativas, de tratamiento y a través de control policial y restricciones legales.
Mitos de la regulación del cannabis
Existen varios mitos entorno al cannabis como su inocuidad, la “libertad” individual de elegir consumir, y el valor terapéutico. En este sentido, el Delegado ha destacado que se trata de la droga responsable con mayor frecuencia del acceso de adolescentes y jóvenes a las urgencias hospitalarias por la aparición de brotes psicóticos y otras psicopatologías.
España está a la cabeza de los países europeos en la baja percepción de riesgo para el consumo de cannabis, ya que el 61% de la población opina que la amenaza para la salud es "baja" o "nula". “La adicción es una enfermedad siendo necesario perseguir el narcotráfico y no tanto penalizar el consumidor” ha destacado el Delegado del Gobierno
"Debemos seguir apostando por políticas efectivas de prevención en los ámbitos comunitario, familiar, y escolar, intentando formar e informar a los jóvenes para que eviten conductas de riesgo" ha manifestado Francisco Bueno.
(1) La escala utilizada es del 0 al 5 de riesgo.
El consumo de alcohol puede producir daño cerebral irreversible y demencia
El consumo excesivo de alcohol daña seriamente el cerebro. El alcohol produce la muerte de uno de cada siete hombres y una de cada trece mujeres en Europa.

Fuente original: Socidrogalcohol (NdP) | 13/11/2013 12:49:58 GMT

Ante el Día sin Alcohol, 15 de noviembre, SOCIDROGALCOHOL alerta sobre los graves efectos que puede tener el alcohol sobre el cerebro e indica que el consumo de alcohol produce la muerte de uno de cada siete hombres y una de cada trece mujeres en Europa, según los últimos datos, erigiéndose en el segundo factor de riesgo, después del tabaco, en mortalidad europea. Pero “el alcoholismo es una enfermedad del sistema nervioso central que se puede tratar y prevenir”, ha indicado el profesor Julio Bobes, presidente de la sociedad científica SOCIDROGALCOHOL y presidente del Consejo Español de Cerebro, en la conferencia de prensa celebrada esta mañana en Madrid.
El consumo excesivo y crónico de alcohol puede llegar a dañar gravemente el cerebro y tomar varias consumiciones en poco tiempo y con frecuencia puede producir daños irreversibles en el cerebro. Los daños cerebrales producidos por el alcohol serán uno de los temas del Año Europeo del Cerebro convocado para 2014 por el European Brain Council.
No en vano, el consumo abusivo de alcohol provoca, además de 60 enfermedades orgánicas, entre ellas cáncer, deterioro cognitivo, agravamiento de trastornos mentales e irreversible daño cerebral según las últimas investigaciones.
El Dr. Antonio Terán, secretario de SOCIDROGALCOHOL y coordinador del Centro de Adicciones San Juan de Dios de Palencia, ha indicado que el alcohol induce una serie de trastornos mentales entre los que se encuentran: "episodios psicóticos transitorios, presentes hasta en un 25% de los pacientes con dependencia del alcohol, y alucinosis alcohólica. Entre otros daños cerebrales, el alcohol provoca el Síndrome de Korsakoff (confusión, alteración de la memoria para hechos recientes o nueva información, tendencia a rellenar las lagunas de la memoria con confabulaciones), Síndrome de Wernicke (encefalopatía caracterizada por confusión, pérdida de la coordinación de movimientos, dificultad para mantener el equilibrio -ataxia-, parálisis en músculos oculares, alteraciones oculares y cuadro confusional), Síndrome Amnésico o daño cerebral “difuso” y demencia alcohólica".
Sin embargo, como ha explicado el Dr. Terán, “el alcohol no sólo induce sino que también acompaña o es comórbido con otros trastornos mentales como los trastornos depresivos, trastorno de ansiedad, de personalidad, de la alimentación, etc.” y ha recordado que “la coexistencia o comorbilidad de un trastorno por consumo de alcohol con otro trastorno mental dificulta el diagnóstico y tratamiento de ambos, complicando la evolución y el pronóstico final”.
Por su parte, el Dr. Francisco Pascual, también miembro de la Junta de SOCIDROGALCOHOL y asesor médico de FARE (Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España), ha señalado que, ante esta situación, "existe insuficiente percepción social de los riesgos". Porque el alcohol, además, "está presente en cuatro de cada diez homicidios, comporta una enorme carga financiera y es causa de baja laboral en hasta un 20% de los casos. La especial afinidad del alcohol por el cerebro hace que se alteren los niveles de determinados neurotransmisores (dopamina, serotonina, endorfinas...) correlacionados con la agresividad".
En palabras del Dr. Pascual, “no hay que olvidar que el alcohol causa un especial daño no solo en el bebedor, sino también en la gente que le rodea; hablamos de la figura del bebedor pasivo como la persona que sufre las consecuencias del consumo de alcohol de los demás sin ser él mismo quien consuma. Así, aparecen la patología familiar, exclusión social y un fuerte impacto económico en las familias y, de forma global, en la sociedad”.
En el consumo de alcohol en España, según el profesor Julio Bobes, "se están produciendo varios cambios, por un lado, en el acceso, que cada vez se hace a menor edad; por otro, se está incrementando la incorporación de mujeres y, por último, cada vez aumenta más el policonsumo de drogas que incluye en la mayoría de los casos el alcohol".
Los especialistas de SOCIDROGALCOHOL, reunidos hoy en Madrid, abogan por informar y educar a la sociedad española sobre qué es un consumo de alcohol de riesgo y por la creación de un Comité de prevención del alcoholismo.
SOCIDROGALCOHOL es la primera sociedad científica que se ocupa en España del estudio y las investigaciones sobre las enfermedades adictivas, como el alcoholismo, y dirige sus esfuerzos científicos a mejorar los conocimientos sobre su prevención. El alcoholismo es una de las enfermedades que tiene mejor respuesta a la terapéutica, especialmente cuando la persona acude a tratamiento especializado desde las etapas iniciales de su enfermedad.




VALENCIA: EL CONSUMO DE CANNABIS ENTRE ADOLESCENTES SE GENERALIZA


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Los adolescentes valencianos preocupan a los expertos en adicciones que ayer se dieron cita en la XXII Jornada sobre Drogodependencias que organizaron, como cada año, entre el Ayuntamiento de Valencia y la Universitat. El consumo de drogas ha disminuido desde que empezó la crisis hace siete años. Sin embargo, el uso del cannabis por parte de los jóvenes como modo de deshinibirse y el abuso del alcohol los fines de semana centra la atención de psicólogos, psiquiatras y de la administración. «Antes preguntabas a un grupo de diez chavales y dos te decían que fumaban. Ahora, son dos los que admiten no fumar», señalaron varios de los ponentes.
El delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco Babín, recordó que el cerebro «madura hasta los 24 años. Hay determinados neurotransmisores que se desplazan hasta situarse en los receptores neuronales correspondientes y el cannabis detiene esa migración». Normalmente, fumar porros provoca «pérdida de concentración y memoria, aunque también conlleva otras patologías. La más frecuente son los brotes psicóticos». Se trata de la droga responsable de la mayor parte de los ingresos hospitalarios entre los jóvenes y adolescentes. Pese a todo, España es al país de Europa que tiene una menor percepción de riesgo por su consumo, ya que el 61 por ciento de los preguntados cree que su amenaza para la salud es «baja o nula».
El director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, Ignacio Calderón, considera que el consumo de droga está condicionado «por el contexto» y que el actual nada se parece al de hace cuarenta años. Según los expertos cada época tiene su sustancia. «Hemos pasado de ser una sociedad agrícola de necesidad a una en la que prima el egoísmo, la competitividad y el deseo. Es decir, que nuestros abuelos compraban lo que les hacía falta, mientras que ahora vamos a por lo que queremos».
Durante los años 70 se vivió «una crisis de la heroína bestial» que obligó a enseñar lo que sucedía. La gente no sabía a lo que se enfrentaba, pero en estos momentos sí. «Había un miedo que ahora no existe», porque «la represión no ha funcionado. No hemos sido capaces hacer entender el fenómeno». De todos modos, para Calderón esto no significa que se haya «fracasado en la lucha contra la droga».
Las estadísticas reflejan que el consumo de la mayoría de las sustancias adictivas ha disminuido, aunque han aumentado las peticiones de tratamientos. Aparte del cannabis entre los adolescentes, sólo ha subido el uso de hipnosedantes (tranquilizantes o somníferos) que ya toma el 14 por ciento de la población, «aunque sólo el uno por ciento lo hace sin receta». Incluso ha descendido la ingesta de alcohol entre los españoles, pero no lo ha hecho el número de borracheras de los jóvenes. Es más, la edad para empezar a beber esporádicamente es más baja que nunca y el 9,5 de los estudiantes de 4º de la ESO reconoce que consume alcohol de forma habitual.
Esto también preocupa a los expertos que abogan por la prevención y por la educación. Ven necesario que los niños no lo asocien como algo positivo, pese a que es complicado ya que la sociedad «lo ha tomado como algo suyo», incide Calderón. «Está en nuestra agenda. El aperitivo, la copa después de comer, etc.», lo que dificulta que los jóvenes se conciencien del problema. Lo principal, en ese sentido, «es la educación».



LA TENDENCIA A RECETAR FÁRMACOS PARA LOS PROBLEMAS DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN CUESTIONA GRAVEMENTE LA CALIDAD ASISTENCIAL QUE SE PRESTA EN NUESTRO SISTEMA SANITARIO


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  • La terapia cognitivo-conductual, es más eficaz y económica que los fármacos para el tratamiento de la ansiedad y de la depresión.


  • La terapia cognitivo-conductual es el tratamiento de primera elección para el tratamiento de la depresión leve y moderada, el trastorno de angustia, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas.

  • La tendencia a recetar fármacos de manera abusiva cuestiona gravemente la calidad asistencial que se ofrece a los ciudadanos, así como los intereses de la industria farmacéutica en perpetuar estos modelos de actuación en salud mental.
Recientemente, en el marco de un congreso nacional sobre ansiedad y trastornos comórbidos, profesionales de la medicina han reconocido que los tratamientos farmacológicos actuales (ansiolíticos y antidepresivos) resultan insatisfactorios, ya que sólo son efectivos en la mitad de los pacientes y su administración no elimina cierta patología residual que se mantiene en el tiempo.


No obstante, a pesar de reconocer esto, y de que numerosos estudios han cuestionado seriamente el uso de los psicofármacos, se sigue ponderando injustificadamente la utilización de terapias farmacológicas mediante el recurso a fármacos de reciente aparición (denominados "duales"), nuevos antidepresivos e, incluso, anticonvulsivos. Esta opinión favorable a los fármacos se apoya fundamentalmente en que la terapia psicológica es un "artículo de lujo" (sic) en el Sistema Nacional de Salud y que no parece que nuestro modelo sanitario vaya a seguir el camino de incorporar, tal y como recomiendan los organismos internacionales competentes en salud, más psicólogos en todos los niveles del sistema sanitario.



Esta aparente contradicción de defender terapias ineficaces o, incluso perjudiciales (p.ej.: por cronificantes), por ser "más baratas" o más accesibles para los que las emplean, hace que sea necesario recordar que no hay nada más caro que lo que es inútil. Como todo el mundo sabe, generalmente lo barato termina resultando caro.


A la luz de estas declaraciones, es necesario recordar, una vez más, que:

1. El tratamiento farmacológico no es el mejor tratamiento disponible. La terapia psicológica ha demostrado ser una alternativa más eficaz y económica que los fármacos para el tratamiento de la ansiedad y de la depresión y, a diferencia del tratamiento farmacológico, no supone ningún riesgo para la salud y no presenta ningún efecto secundario adverso. Entre las ventajas que conlleva la terapia psicológica frente al tratamiento farmacológico se incluyen: el mantenimiento de los cambios terapéuticos a largo plazo, una mayor adherencia al tratamiento, una disminución significativa del riesgo de recaídas, una elevada tasa de recuperación (es decir, a diferencia de los fármacos, no deja ninguna "patología residual"), la prevención de la cronificación de la patología del paciente y la disminución del número de visitas al médico y de los días de hospitalización (con la consecuente disminución de la carga económica para los sistemas sanitarios).

2. Los organismos competentes en materia de salud -como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica del Reino Unido (NICE), la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH) o la Asociación Americana de Psicología (APA)-, y las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica (tanto nacionales como internacionales), recomiendan la terapia cognitivo-conductual como el tratamiento de primera elección para el trastorno depresivo leve y moderado, el trastorno de angustia, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas. El tratamiento farmacológico, principalmente basado en antidepresivos o ansiolíticos, está contraindicado para mujeres embarazadas, niños y adolescentes o personas que presenten problemas crónicos de salud física, debido a los riesgos que conlleva para su salud, su posible riesgo de adicción o síndrome de abstinencia tras su interrupción brusca. Sólo en los casos más graves se recomienda el uso de medicación, y siempre en combinación con tratamiento psicológico, e informando al paciente sobre los objetivos terapéuticos, la duración del tratamiento farmacológico, los posibles efectos secundarios y los riesgos que supone.

3. La tendencia a recetar fármacos de manera abusiva (a pesar de sus efectos secundarios, de su dudosa eficacia para el tratamiento de algunas dolencias y del elevado coste económico que suponen), tiene serias repercusiones que trascienden al ámbito personal o social. Esta insistencia en anclarse en un modelo de intervención -el farmacológico- que ha demostrado no ser el mejor tratamiento disponible, cuestiona gravemente la calidad asistencial que se ofrece a los ciudadanos y pone en evidencia los intereses de la industria farmacéutica (y de determinados colectivos de la psiquiatría) en perpetuar estos modelos de actuación en salud mental.

4. Diferentes informes, como el informe elaborado por el Grupo de Política de Salud Mental del Centro de Actuaciones Económicas de la Escuela de Economía de Londres (The Centre for Economic Performance’s Mental Health Policy Group, London School of Economics), titulado The Depression Report, advierten de la necesidad de intervenir de la manera más eficaz, eficiente y efectiva sobre la elevada incidencia de trastornos mentales comunes, recomendando la intervención psicológica (por su mejor relación coste/beneficio) frente a la prescripción de fármacos. Este modelo de actuación se ha puesto en práctica con éxito en el Reino Unido, donde se han incorporado un buen número de psicólogos en los servicios de Atención Primaria para ofrecer tratamiento psicológico basado en la evidencia y cubrir la demanda asistencial que requieren los problemas de ansiedad y depresión. Los informes y estudios publicados muestran el éxito de esta estrategia de actuación frente al abordaje farmacológico tradicional, así como la gran satisfacción manifestada por parte de los usuarios de los servicios de salud de ese país.

5. En España, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha publicado un informe en el que solicita un mayor acceso al tratamiento psicológico y más especialistas de salud mental en los centros de Atención Primaria de nuestro país, ya que "los antidepresivos y tranquilizantes se prescriben en demasiados ocasiones, a pesar de que el tratamiento de elección para la ansiedad y la depresión debe ser la psicoterapia". La OCU entiende que el coste de la generalización del tratamiento psicológico se vería ampliamente compensado con la reducción de las bajas laborales por ansiedad y depresión.
Por todo esto, podría ser útil que nuestras autoridades reflexionaran acerca de qué intereses están condicionando que no se provea a la población con los mejores tratamientos posibles, según demuestra la evidencia científica, siendo que, además, resultan ser los más económicos y los que más propician la reducción del gasto sanitario y social (incapacidad laboral) a medio y largo plazo. ¿Tiene sentido que sigamos apostando por terapias menos eficientes en un sistema público que requiere cada vez más del uso de la mayor racionalidad económica para garantizar su sostenibilidad?

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