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La Navidad es una época que, tradicionalmente y en casi todas las culturas, ha permitido los mejores momentos del año para reunir familias y amigos. Ideal para compartir ilusiones y enviar mensajes de felicitación y cariño a las personas que queremos pero que se encuentran a gran distancia, para pensar en reencuentros y en regalos tanto para niños como para adultos… Es una época en la que las distancias se perciben como algo ideal para establecer contactos, regresar a casa, compartir mediante reuniones familiares alegría, comidas e ilusiones para el próximo año, además de recuerdos personales de nuestros seres más queridos que por un motivo u otro ya no se encuentran entre nosotros...
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Fecha: Diciembre 2013
Autora: Ana Mª Bastida de Miguel
Índice
La Navidad, época de cambios positivos
La Navidad es una época que, tradicionalmente y en casi todas las culturas, ha permitido los mejores momentos del año para reunir familias y amigos. Ideal para compartir ilusiones y enviar mensajes de felicitación y cariño a las personas que queremos pero que se encuentran a gran distancia, para pensar en reencuentros y en regalos tanto para niños como para adultos… Es una época en la que las distancias se perciben como algo ideal para establecer contactos, regresar a casa, compartir mediante reuniones familiares alegría, comidas e ilusiones para el próximo año, además de recuerdos personales de nuestros seres más queridos que por un motivo u otro ya no se encuentran entre nosotros...
La Navidad es
una época repleta de emociones y sentimientos hacia la familia, hacia los
amigos, hacia nuestros seres más queridos... Es una época cargada de cuentos, tradiciones y leyendas que vamos
transmitiendo de generación en generación a través de los padres, abuelos,
familiares, amigos y conocidos… o no tan conocidos.
Son
muchas las emociones que podemos compartir y generar, por ello es un buen
momento para plantearnos un cambio de ritmo y de rumbo en nuestras vidas.
Es el mejor momento para intentar hacer algo diferente a lo que hemos venido
haciendo. Es el momento de plantearnos que nuestra
arquitectura cerebral puede modificarse por otra que incluya optimismo,
esperanza e ilusión de forma que nos proporcione la motivación suficiente
como para intentar conseguir unos objetivos saludables y beneficiosos para
nuestra salud física y mental. Es el
momento ideal para prestar atención a todo aquello que nos permita acercarnos
hacia metas más favorables. Es una ocasión
perfecta para detener, desechar o controlar todas aquellas emociones que
manifiesten ira, desesperanza, aburrimiento, ansiedad, enfados, resentimientos,
rencores, tristezas, angustias, frustraciones… que sólo generan energía
negativa y mucho malestar físico y emocional.
Es
el momento más adecuado para dedicar todo nuestro tiempo y toda nuestra energía para iniciar la búsqueda de lo positivo en todo aquello que nos
rodea, en no escatimar esfuerzos para la lucha, lucha que nos permitirá buscar
lo mejor de nosotros mismos y de los que nos rodean y, sobre todo, tratar de
conseguirlo a través de nuestro propio esfuerzo y perseverancia.
¿Qué mejor época para iniciar estos cambios que la Navidad?
Nunca es tarde, siempre lo podemos intentar, pero en esta época nos encontramos con momentos en los que la música, las luces, las calles, los mensajes publicitarios… y nuestro entorno ofrece un caldo de cultivo excelente ya que desprende alegría, ilusión, felicidad, sonrisas, abrazos…
Nuestras
emociones dependen, en gran medida, de nosotros y todo lo que depende de nosotros lo podemos controlar y cambiar.
Las emociones las generamos nosotros, emanan de nuestros pensamientos y de las
interpretaciones que hacemos de todo aquello que nos rodea.
El pensamiento juega un papel fundamental en el
control de las emociones. Pongamos
nuestro pensamiento a nuestro servicio y nunca en nuestra contra. ¡No nos convirtamos en nuestro mayor
enemigo! ¡No declaremos la guerra contra nosotros mismos! ¡No busquemos lo peor
de cuanto nos rodea! ¡No cerremos puertas ni ventanas a posibles alternativas! Cultivemos
emociones y sentimientos positivos mediante el pensamiento, que sea el
pensamiento el que nos dirija hacia lo positivo y nos aleje de lo negativo que
sólo conlleva dolor y mucho malestar a todos los niveles. No permitamos que la
tristeza, la nostalgia por tiempos pasados o futuros, la rabia, el odio o el
rencor por sucesos acontecidos amarguen o dirijan nuestras vidas. Usemos la
Navidad para iniciar el cambio y permitir que todas estas emociones negativas
nos sirvan para indicarnos todo lo que debemos cambiar, en caso de que algo
esté fallando, que la Navidad nos sirva
como estímulo para buscar el equilibrio a través de pensamientos, emociones
y sentimientos adecuados, constructivos y resolutivos. De esta forma
encontraremos nuestro camino y resolveremos las situaciones, por muy difíciles
que puedan parecernos en un principio.
La
Navidad puede ayudarnos a tomar conciencia de asuntos que tenemos sin resolver y que merece la pena resolverlos. Entendamos lo que está
ocurriendo y así podremos saber si no necesitamos cambiar nada porque todo está
bien o si, por el contrario, es momento de actuar e iniciar un cambio.
La Navidad, oportunidad para crecer emocionalmente
Que la Navidad no sólo represente comer, beber, dar, pedir o desear regalos materiales... Que las ocupaciones, el trabajo, los malos recuerdos o las preocupaciones… no sean un obstáculo para compartir lo mejor de nosotros mismos e impidan buscar la felicidad y la satisfacción personal dentro de nosotros o en aquellos a los que queremos. Que la Navidad sea una oportunidad para desarrollarnos y crecer emocionalmente entre las personas que se encuentran con nosotros. Hagamos una pausa y compartamos los mensajes que nos ayuden a fortalecernos emocionalmente, tanto en el presente como en el futuro. Que la Navidad nos ayude a recordar a los que ya no se encuentran entre nosotros, para que nadie los olvide mientras nosotros estemos vivos, recuperando y transmitiendo lo mejor de ellos para que puedan servir de apoyo, guía y ayuda a los que aún están a nuestro lado. ¡No permitamos que lo bueno desaparezca en el olvido!
El
mejor recurso biológico de nuestro organismo es nuestro propio cerebro. Es nuestro mayor tesoro y, si aprendemos a manejarlo a través del
pensamiento, nunca nos fallará. Habremos conseguido usar y poner nuestras
capacidades y potenciales a nuestro servicio. No hay mejor medicina que poner nuestro cerebro a trabajar con
optimismo. Si invertimos tiempo en programar inteligentemente el mayor
tesoro del que disponemos y que es, sin lugar a dudas, ¡la fuerza de nuestro cerebro!, no tenemos ni idea de cuánto podremos
conseguir. Debemos creer en nosotros mismos, cada movimiento que realizamos en
el volante de un coche cambia la trayectoria del vehículo, lo mismo ocurre con
nuestro cerebro. Si a través del pensamiento movilizamos y activamos nuestro
cerebro de forma positiva también nosotros podremos cambiar el rumbo de
nuestras vidas y habrá merecido la pena el esfuerzo.
Ahora me pregunto ¿Por qué no aprovechar la Navidad para usar nuestro pensamiento
positivo en buscar alternativas que nos ayuden a resolver nuestros problemas?
¿Por qué no aprovechar la Navidad para poner a trabajar las emociones positivas
y ponerlas a nuestro servicio? ¿Por
qué no aprovechar la Navidad para iniciar el cambio? El truco está en
cambiar el enfoque negativo por un enfoque positivo. Si cambiamos los
pensamientos negativos por unos más positivos y más resolutivos podremos cambiar,
sin apenas darnos cuenta, las emociones negativas por emociones positivas. No
necesitamos cambiar el pasado, el pasado pasado está, pero sí el presente. ¡Si cambiamos el presente también cambiaremos
el futuro!
Aprovechemos
la Navidad para introducir un menú que utilice ingredientes basados en
emociones positivas. Disfrutemos del afecto, de
la alegría que manifiestan los niños, de la satisfacción que encontramos en las
calles, de la música, de las luces de las ciudades… Todo se llena de motivos Navideños en los que no hay lugar para la
tristeza, los abrazos y los besos se multiplican, las felicitaciones se
extienden a nuestro alrededor, la autoestima crece por la huella positiva que
se produce en estas fechas, toda la familia se esfuerza por mantenerse unida,
ni el trabajo ni las prisas lo impiden, todo se amplifica en esta época… ¡Quedémonos con lo mejor de lo mejor y
disfrutemos de ello! ¡Utilicemos el presente para modificar el futuro!
El control de nuestros pensamientos nos puede
ayudar a regular nuestras emociones y a reconducir nuestro estado de ánimo en
cada momento, sin caer en la victimización ni en el pesimismo. Que las
pérdidas, las separaciones, los problemas económicos o cualquier otro motivo
negativo no nos impida ver lo mejor de lo que nos rodea. ¡La Navidad es una época para compartir emociones y vivenciar los
mejores momentos dentro de una familia unida!
Éste puede ser un buen menú Navideño, pero se
nos pueden ocurrir otros muchos, todos serán válidos mientras incluyan
ingredientes beneficiosos para la salud física y mental.
Menú Navideño
Entremeses
variados decorados con respiración profunda, mucha
relajación, mucho cariño, mucho afecto, mucha ilusión y mucha ternura.
Primeros
platos mezclados con ingredientes que incluyan emociones positivas en las que aparezca alegría, estado de ánimo gratificante,
satisfacción y orgullo por compartirlos en familia, decorado todo ello con
risas, luces, abrazos y canciones.
Segundos
platos y para que resulten un poco más fuertes, cargarlos con recuerdos agradables que pertenezcan tanto a los
presentes como a los que ya no se encuentren entre nosotros, sin olvidar
añadirles ilusión, esperanza saludable y multitud de pensamientos positivos.
Y
finalmente usemos en los postres ingredientes que incluyan compromisos y una gran motivación para luchar con todas nuestras
fuerzas de tal forma que nos permitan conseguir que nuestras emociones
negativas puedan ser cambiadas por otras, totalmente opuestas y cargadas de
positivismo, optimismo y actitudes encaminadas a resolver problemas y no a
crearlos, todo ello decorado con unas cuantas sonrisas, mucha ilusión y muchas
expectativas de autosuperación para conseguir lo mejor de lo mejor de nosotros
mismos y de los demás.
En
el café y en la sobremesa, para calentar el ambiente, no hay nada mejor que el
calor que sale de los corazones de
nuestros seres más queridos y la esperanza de seguir adelante repartiendo
sonrisas, amor, calma, tranquilidad, afecto, besos, abrazos y mucho cariño sin
pedir nada a cambio.
Como
elemento decorativo usemos el Árbol de Navidad cargado con mensajes que nos recuerden a toda la familia lo mejor
de lo mejor, sin olvidar nunca disfrutar segundo a segundo, momento a momento,
día a día… de todo lo que tenemos a nuestro alrededor.
¡Disfrutemos
a tope de lo que tenemos y que en muchas ocasiones obviamos, sin darnos cuenta
de que está ahí aunque no seamos capaces de verlo! ¡No esperemos a que ocurran grandes cosas para ser felices, disfrutemos
de los pequeños detalles y compartámoslos con los que más queremos! ¡No
esperemos a perderlo para añorarlo y desear tener lo que ya hemos perdido!
¡Disfrutemos del momento y quedémonos con lo mejor!
Si es necesario colguemos esos pequeños detalles en
nuestro Árbol de Navidad para que posteriormente durante el próximo año, y una
vez pasada la Navidad, podamos situarlos en un lugar visible donde podamos
verlos de vez en cuando y puedan servirnos de guía y apoyo en todo momento, sin
que nunca nos permitamos echarlos al olvido o dejar de usar todo aquello que
nos sirva para recordarnos lo importante que es vivir y disfrutar, durante todo
el año como si fuera Navidad, de una época cargada de emociones y sentimientos
sumamente gratificantes, tanto a nivel personal como a nivel colectivo. ¡Mantengamos la Navidad siempre con
nosotros para que los valores, las tradiciones y los deseos de autosuperación nunca
se pierdan!
BIBLIOGRAFÍA
Bastida de Miguel, Ana Mª (2011): Aprender a relajar es invertir en salud: Programa
para su aprendizaje y puesta en práctica. https://www.psicologia-online.com/entrenamiento-en-relajacion-aplicada-2416.html
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alternativas psicoterapéuticas. https://www.psicologia-online.com/estres-y-ansiedad-sintomas-y-alternativas-psicoterapeuticas-2375.html
Bastida de Miguel, Ana Mª (2011): Pensamiento positivo, emociones, comportamiento y
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GOLEMAN, Daniel (1996): Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós.
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MORGADO, Ignacio (2007): Emociones e inteligencia social. Las claves para una
alianza entre los sentimientos y la razón, Hurope, Barcelona.
SELIGMAN, Martin E.P. (2003): La auténtica felicidad: la nueva Psicología Positiva
revoluciona el concepto de felicidad y señala el camino para conseguirla.
Barcelona: Ediciones B.
TOLLE, Eckhart (2003): El poder del ahora.
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