Blog de Ana Mª Bastida de Miguel "Artículos interesantes".
Sección: Artículos Interesantes
Referencia de la noticia:
Fecha: Septiembre 2011
Autora: Ana Mª Bastida de Miguel
Ayudemos a nuestros hijos a desarrollarse
Algo para reflexionar: Si fuera adulto antes que niño qué regalo pediría a mis padres
Los padres somos los primeros y los más importantes a la hora de influir en el desarrollo y en la personalidad de nuestros hijos. Nuestro comportamiento, las normas y los límites que desde la familia reciban, desde que nacen hasta que comiencen a defenderse solos, serán los que más van a incidir en ellos. Por tanto, es fundamental que los padres asumamos desde el principio la responsabilidad de implicarnos en su educación y en su desarrollo intentando ser unos buenos modelos para ellos.
Ø No me deis
todo lo que os pida, a veces sólo pido para
ver hasta dónde puedo llegar. Si me decís “No” aprenderé de vosotros y si no
aprendo ahora a decir no a lo que está permitido, cómo sabré decir no a lo que
está prohibido.
Ø No me deis
todo aunque no os lo pida, quiero aprender no
sólo a recibir sino también a dar. Si sólo aprendo a recibir, me habré
acostumbrado tanto que, luego no sabré dar porque no sabré cómo hacerlo pues
nunca lo habré hecho. Quiero aprender a valorar y desear lo que no tengo.
Quiero aprender a desear las cosas y a esforzarme por conseguirlas. Para
qué me sirven tantos juguetes si algunos ni siquiera sé que los tengo.
Déjame soñar con lo que yo haría si tuviera algo que no tengo. Déjame jugar
como tú lo hacías, no tenías juguetes pero tenías ingenio, déjame desarrollarlo
yo también quiero tenerlo.
Ø No me des
tanto vicio, quiero aprender que para conseguir cosas importantes tengo que
realizar grandes esfuerzos, quiero aprender a luchar y a esforzarme por
conseguir lo que quiero porque los demás no me
van a mimar como tú lo haces. Quiero aprender de las privaciones pues con
ello aprenderé a valorar lo que consiga.
Ø No me
grites, te respeto menos cuando lo haces, y además me
enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo. Quiero aprender a
enviar mensajes que transmitan paciencia, calma, serenidad y no agresividad.
No quiero que mi comportamiento provoque agresividad y rabia en los demás. Quiero
aprender a hablar sin gritar, se consigue más con calma que con gritos. Si
gritas me asustas, me acobardas y aprenderé a ser inseguro cuando tenga que
decir algo importante porque no sabré cómo hacerlo si no grito. Me encanta
escucharte cuando no me gritas.
Ø No me
castigues para educarme, muchas veces me acuerdo del castigo pero no
recuerdo qué hice para merecerlo. Quiero
aprender a no tener que disfrazar ni a ocultar mis comportamientos negativos.
Abre mis ojos con otras alternativas como por ej. resaltar mis progresos. Me siento muy orgulloso cuando me resaltas
lo positivo. Cuando la balanza de lo positivo es superior a lo negativo,
estoy mucho más contento y hago las cosas mucho mejor.
Ø No me
critiques y censures lo que hago mal, quiero que me digas lo que hago bien. Quiero que me obligues a tener buenos
hábitos y buenas costumbres, pues aunque me moleste algún día te lo agradeceré.
Quiero aprender a sentirme bien con lo que he hecho bien, señálame los
errores pero sobre todo apréciame las virtudes, incentívame con sonrisas y dame
muchos besos valorándome todo lo positivo que hay en mí. Me encanta repetir lo que sé que te gusta porque mi autoestima con eso
se beneficia.
Ø No me
critiques cuando estés enfadado, cuando
te enfadas, la rabia hace que digas cosas que no piensas, que hagas y digas cosas
que no quieres. No me enseñes a decir cosas que no pienso y que no siento,
no me enseñes a hacer cosas que no quiero. Quiero
aprender a controlar, quiero aprender a no tener que arrepentirme por haber
dicho algo que no es verdad y que sólo la ira y la rabia han permitido decirlo.
Te quiero demasiado para hacerte daño.
Ø Piensa antes de decirme cosas que ni
siquiera tú te las crees, me hace mucho daño cuando me dices "No
sirves para nada." “Eres un inútil” “No te aguanto” “Todo lo haces mal”
“Cuándo vas a crecer” “Cuándo vas a madurar” "Mi mayor desgracia cuando tú
naciste." "Tú eres la vergüenza de la familia." "Eres un
desastre"... Sé que no lo crees
cuando me lo dices pero a veces hasta yo me lo termino creyendo. Quiero
aprender a respetarte y a quererte no a desear tener los padres de mis amigos.
No eches por tierra la poca confianza que tengo en mí. Igual si cuentas hasta diez verás las cosas de otra forma y con un
poco de suerte no seré tan malo como tú crees.
Ø Olvida los errores que he cometido en el
pasado, sé que lo hice mal, pero no me lo recuerdes tanto. Enséñame a corregir pero de forma positiva, sin destruir la poca
seguridad que tengo debido a mis años. Quiero aprender a centrarme en el
presente, en el aquí, en el ahora. Me gustaría aprender a no repetir
siempre la misma queja, a no escuchar siempre la misma melodía. Me gustaría
aprender a perdonar errores pasados. Me
gustaría aprender qué tengo que hacer para estimularme y para animarme a
conseguir nuevos objetivos y nuevas
metas. Algún día yo estaré preparado para hacerlo con mis hijos.
Ø Acéptame como soy, sé que te
gustaría tener un hijo más guapo, más inteligente, más trabajador, que tuviera
las cualidades que tú deseabas para mí y con las que tú soñabas. Enséñame a mejorar pero acéptame y quiéreme
aunque mis preferencias no coincidan con las tuyas. No te sientas
defraudado porque tus expectativas no se cumplan del todo. Si me respetas como soy puedes sentirte muy orgulloso porque me estarás
enseñando respeto y autoestima. Posiblemente algún día supere con creces
tus expectativas.
Ø Muéstrame lo orgulloso que te sientes de mí, sé que
hago muchas cosas mal porque estoy aprendiendo, pero también hago muchas cosas
bien, muéstramelas y enséñame a detectarlas. Dime todo lo que hago bien por mínimo que sea, eso me levanta el ánimo,
me da alas, hace que me esfuerce en mejorar lo que no me sale bien para hacerlo
mucho mejor y para que tú te sientas orgulloso y para que me lo puedas volver a
decir. Quiero aprender a ver lo positivo que hay en mí y tú me lo puedes
enseñar.
Ø Oblígame a
respetar las normas y los límites aunque me fastidie y aunque me enfade, muchas
veces me enfadaré cuando me exijas su cumplimiento pero no te importe, que eso
no te impida enseñarme a ser responsable. No
permitas que me salga siempre con la mía si eso implica saltarme las normas pues
a la larga seré mucho más feliz y tendré muchos más motivos para sentirme
orgulloso.
Ø Poneros de
acuerdo cuando me exijáis algo, me
pongo muy contento cuando uno me impide una cosa y el otro me lo permite,
pues me salgo con lo que me apetece pero eso no me ayuda a ser responsable ni a
desarrollarme. Quiero aprender de vosotros a ser un buen padre. No quiero aprender el arte de la
desorientación, de la manipulación y de las triquiñuelas para salirme siempre
con lo que quiero. Quiero aprender a conseguir lo que es correcto y no sólo lo
que me apetece.
Ø No me deis
siempre órdenes, si en vez de órdenes, a veces, me pidierais las
cosas, yo lo haría más rápido y mucho más a gusto. Quiero aprender a pedir las cosas dialogando, sin exigencias. Quiero
aprender a tener en cuenta otros puntos de vista, otras alternativas. Quiero
aprender de ti para algún día ser un buen padre.
Ø Cumple las
promesas, buenas o malas. Si me prometes
un premio dámelo, pero si me prometes un castigo dámelo también. Nunca
digas algo que no estés dispuesto a cumplir. Quiero aprender a diferenciar lo
correcto de lo incorrecto, lo que está bien de lo que está mal. Quiero confiar en ti, pero sobre todo quiero aprender que una promesa se
cumple por encima de todo. Si no puedo confiar en ti en quién podré confiar.
Ø No me
compares con nadie, pero por favor, especialmente con mis hermanos. Si tú me haces
brillar por encima de los demás, alguien va a sufrir por ello, y si me haces
brillar por debajo seré yo quien sufra. Quiero aprender a crecer con seguridad,
sin miedo, sin compararme con nadie, siendo yo mismo y sintiéndome orgulloso de
que mi esfuerzo aunque sea pequeño para ti a mí me sirva para algo. Quiero aprender a andar con seguridad sin
tener que mirar hacia un lado para ver qué opinan los demás.
Ø No cambies
de opinión tan a menudo sobre lo que debo
hacer, decídete y mantén esta decisión. Eres mi modelo y quiero aprender de ti, quiero aprender sabiendo que el
mejor ejemplo eres tú. Si tú dices una cosa y luego haces otra me estás
enseñando que es así como hay que comportarse. Algún día yo también quiero ser el mejor modelo para mis hijos y la
mejor escuela, quiero que ellos también aprendan de mí como yo lo hice de
ti, por eso quiero que tú me enseñes.
Quiero no tener que pedir las cosas si me has dicho “NO” y quiero tener muy
claro que cuando me has dicho “SÍ” es “SÍ”. Quiero crecer sin ambigüedades. Quiero tener las ideas claras. Lo
Blanco Blanco, lo Negro Negro.
Ø Déjame
valerme por mí mismo, sí tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender
y eso me aterra. Quiero aprender a equivocarme. Cómo voy a aprender a hacer las cosas bien si no me dejas hacerlas.
Nunca aprenderé a andar si no dejas que me caiga. Cuando algo hago mal es
porque he intentado hacerlo. Quiero
aprender de mis errores. Quiero que me orientes, que aclares mis ideas,
pero también quiero que me comprendas cuando me equivoque. Si me das confianza aprenderé a desarrollar seguridad y autoestima, aprenderé
y creceré desarrollando mis propios recursos y mis propias habilidades para
conseguir las metas que tú has conseguido.
Ø No digas
mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti, aunque sean
mentirijillas o para sacarte de algún apuro, no sólo me harás sentir mal
sino que perderé la fe en lo que digas. No me enseñes a mentir, enséñame a
decir la verdad y a
responsabilizarme de las consecuencias, seré mucho más feliz aunque a veces me
cueste un castigo. Quiero aprender a ser honesto, a decir siempre la verdad
porque si miento a los demás también aprenderé a mentirme a mí mismo y
yo no quiero engañarte ni a ti, ni a mí, ni a nadie.
Ø Cuando yo haga algo malo, no me
exijas que te diga por qué lo hice, a veces ni yo mismo lo sé. Quiero
aprender a confiar en ti y a poder contarte las cosas que me agobian.
Cuando me pides algo con exigencias me bloqueo y no puedo hablar. Déjame
contarte lo que siento, pero por favor escúchame, ten paciencia conmigo, no me
grites cuando haga algo malo. Sé que a veces me pongo agresivo y te
contesto de malas maneras, pero enséñame
a controlarme, enséñame a razonar y a reconocer mis errores. Quiero
aprender de ti, tú eres mi maestro, mi modelo. Quiero compartir contigo mis
dudas, mis angustias y mis problemas. Si me enseñas a escuchar y a hablar
con tranquilidad yo también aprenderé a dialogar y la comunicación vendrá sola.
Ø Antes de saber lo que te voy a decir, por favor no anticipes y escúchame hasta el
final, quiero que tú me enseñes a escuchar en silencio, quiero aprender a concentrarme en lo que
otros me están diciendo, no quiero anticipar ni generar ideas equivocadas. Enséñame
con tu ejemplo a analizar y a comprender lo que me están diciendo sin
precipitarme, no quiero cometer injusticias ni liberar batallas. Quiero aprender y tú me lo puedes enseñar.
Ø Apórtame
tus ideas porque son muy importantes para mí, pero antes de
escucharme “no me digas que ya lo sabías” “que me conoces mejor que nadie”
porque a veces te equivocas. Enséñame a
sentirme importante, a sentir que cuando hablo alguien me escucha porque lo que
digo es importante aunque sólo sea para mí. Si me enseñas yo también lo
haré cuando sea padre.
Ø Cuando
estés equivocado en algo, admítelo. Crecerá la opinión que yo tengo de ti y me
enseñarás a admitir mis equivocaciones también. Yo también quiero aprender a
que puedo equivocarme, a que es un paso necesario para poder aprender. Quiero
aprender que es más importante admitir el error y poner los medios para
corregirlo que negarlo para que los demás no me critiquen. Si tú reconoces
tus equivocaciones me enseñarás lo importante que es reconocer nuestros propios
errores y así podré aprender de ellos para después poder enseñárselo a mis
hijos.
Ø Cuando
haga algo bien hecho, admítelo también. Me sentiré
orgulloso de ti pero también lo volveré
a repetir porque me habrás enseñado que es importante hacer las cosas bien
hechas. Quiero aprender a valorar lo que está bien hecho no sólo a escuchar lo
que hago mal. Cuando me dices lo que hago bien me siento importante y me
siento seguro, pero si sólo me dices
lo que hago mal me siento fracasado y sin fuerzas para continuar. Si reconoces
mis progresos me animarás a hacer otros nuevos pues tú serás mi estímulo y yo
querré llegar, como mínimo, hasta donde tú has llegado.
Ø Tampoco me
digas siempre lo bien que hago las cosas. Enséñame a ser
realista, no me alabes sin ton ni son como si fuera “Don perfecto y casi
Divino”. Alábame por mi esfuerzo, por lo conseguido, por lo que realmente
merezca la pena. Enséñame a discriminar lo que está bien de lo que está
mal, lo que puedo mejorar, lo que me queda por recorrer pero no me
conviertas en un pavo real fatuo y orgulloso cuando el esfuerzo realizado
sea nulo.
Ø No me
digas que haga una cosa que tú no haces, yo aprenderé
y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo
que tú digas que hay que hacer pero que tú no haces. Quiero aprender a ser
coherente, dame consejos útiles pero que pueda aprenderlos a través de tus
hechos. Se aprende muchísimo más viendo cómo otros lo llevan a cabo. No
me digas una cosa y tú hagas lo contrario pues aprenderé a hacer lo mismo. Quiero
aprender a sentirme seguro y sincero conmigo mismo. Quiero cumplir lo que
diga aunque no me apetezca, pero ante todo quiero ser fiel a mi palabra.
Ø Enséñame a
querer y a respetar a los demás. No importa si en el colegio me quieren
enseñar, porque de nada vale, si yo veo que tú ni quieres ni respetas a los
demás. Quiero aprender a través de ti, enséñame a querer, enséñame a respetar. No
me enseñes a ser egoísta. No me enseñes a descuidar lo que me rodea. No me
riñas porque deje revuelta mi habitación si cuando vamos por la calle tú
tiras un papel o un cigarrillo al suelo. Dame buenos ejemplos pues yo aprenderé con ellos y algún día se los
podré enseñar a mis hijos porque me sentiré muy orgulloso de haberlos aprendido
de mis padres.
Ø Enséñame a
respetar, no me enseñes a criticar. Cuando tú criticas a los demás aprendo a no
ser respetuoso, a no ser objetivo, a ver lo negativo de las personas, a no
captar lo mejor de cada uno. Enséñame a ser justo a través de tu
ejemplo, en el colegio ya me quieren enseñar la teoría, pero yo quiero
aprender y vivir la práctica a través tuyo.
Ø Cuando te
cuente algo que para mí es un problema no me digas:
no tengo tiempo para tonterías o eso
no tiene importancia. Trata de comprenderme, de escucharme y ayudarme. Lo
que para ti no tiene importancia para mí puede tenerla mucho. Me gustaría
hablar contigo cuando cenamos, cuando vamos en el coche, cuando estamos
sentados en el sofá... Ya sé que a veces te cuento tonterías, pero tú me
puedes enseñar mucho, me puedes enseñar a escuchar, a dialogar, a ponerme en la
postura del otro, a expresar mis sentimientos, a no sentir vergüenza por lo que
piense. Tengo pocos años y poca experiencia pero quiero que me enriquezcas
con la tuya. Enséñame a ser adulto y a formarme, que cuando tenga tus años me
sienta orgulloso de enseñar a mis hijos lo que aprendí de ti. Déjame hablar
aunque te cuente tonterías.
Ø Y
quiéreme, y dímelo, no te canses de repetírmelo, a mí me gusta
oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario porque supongas que ya lo sé, ¡no lo des por hecho! Si te lo oigo decir muchas veces yo también aprenderé a decirlo.
Achúchame y dame muchos besos, cualquier ocasión es buena, quiero aprender a
verlo como algo normal, como algo cotidiano, como una costumbre que valore lo importantes que somos, para que cuando
sea adolescente no me dé corte y me guste recibir pero también dar, pero sobre todo para que me sienta seguro y
orgulloso de lo que valgo. Mi autoestima saldrá ganando.
Ø Como
reflexiones finales deciros que en todo
momento debemos procurar transmitir
optimismo, seguridad y
confianza, quizá es lo que más necesitan en la etapa vital que están
viviendo. Si somos unos padres gruñones que sólo sabemos quejarnos por todo,
que siempre estamos “rallando” con lo mismo, que somos incapaces de ver lo
positivo de sus cosas o de las nuestras, seguramente estaremos levantando sin
querer un muro que impida no sólo la comunicación sino también un desarrollo
adaptativo y adecuado. Algunas expresiones, que usamos demasiado a menudo,
como: “Estoy harto de ti”, “Eres incapaz de hacerlo”, “Aprende de tu hermano”,
“Me matas a disgustos”… no propician el diálogo, sino todo lo contrario pues
frustran, deprimen, generan ansiedad y sobre todo bloquean el aprendizaje y el
desarrollo psicológico. Mucho mejor
adoptar una actitud optimista y decir cosas como: “Estoy seguro de que eres
capaz de hacerlo”, “Estoy muy orgulloso de ti”, “Observa, cada día lo haces mejor”, “Tú lo lograrás” “Inténtalo,
seguro que lo consigues” “No
importa si cometes errores, todos aprendemos de los errores” “No te preocupes,
ya lo conseguirás, todo el que se esfuerza lo consigue”…, fijo que hablaremos más con nuestros hijos,
porque encontrarán en nosotros unos padres con los que se puede hablar, en los
que se puede confiar y sobre todo estaremos generando seguridad en sí mismos y autoestima.
Por último recordaros que
la mejor escuela de la vida es:
el ejemplo de los padres.
el ejemplo de los padres.
Ø A los hijos les son mucho más útiles los ejemplos,
a través de nuestro comportamiento, que las teorías.
Ø La misión de los padres es orientarles, aclarar sus
ideas, amarles, comprenderles, incentivarles, ayudarles... Pero quizás y lo más
importante es, sin lugar a dudas, ser un buen modelo para nuestros hijos. No
escatiméis esfuerzos pues el beneficio será para todos.
Y una cosa muy importante:
Ir a pillarles pero ¡haciendo algo bien!, si adquirís este hábito garantizaréis su aprendizaje, su espíritu de superación, su seguridad y su autoestima. Todo su esfuerzo estará destinado a repetir lo que saben que ha gustado y con la repetición, el aprendizaje estará garantizado.
google.com, pub-7750569254477891, DIRECT, f08c47fec0942fa0