Cómo potenciar la autoestima

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Publicado en: Psicologia-online.com 
Fecha: Septiembre 2010
Autora: Ana Mª Bastida de Miguel

La importancia de la autoestima: cómo potenciarla



LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA: CÓMO POTENCIARLA
Un valor imprescindible tanto para niños como para adultos
Autoestima es algo fundamental para nuestro desarrollo personal
Ø  Autoestima es quererse a uno mismo y querer a los demás. Significa saber que somos valiosos, que merecemos la pena, que somos capaces, y no sólo saberlo sino afirmarlo, creérnoslo y actuar conforme a esa creencia. Implica respetarnos a nosotros mismos y enseñar a los demás a hacerlo.
Ø  Autoestima es un aspecto muy importante de nuestra personalidad, es fundamental para gestar nuestra identidad como ser humano e imprescindible para una buena adaptación social.
Ø  El grado en el que las personas tengan sentimientos positivos o negativos sobre sí mismos y sobre su propio valor será determinante a la hora de sentirnos a gusto con nosotros mismos y con los demás.
Ø  Autoestima, es el concepto que tenemos de nuestra valía y se va formando en función de todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos vamos incorporando a lo largo de nuestra vida. Todas las impresiones, evaluaciones y experiencias que vamos experimentando se van acumulando y van conformando un sentimiento positivo hacia nosotros mismos o, por el contrario, un incómodo sentimiento negativo por no ser lo que nos gustaría ser.
Ø  Autoestima es, por tanto, la valoración que cada persona hace de sí misma. Y el valor que cada persona se otorgue a sí misma va a ser de vital importancia tanto para el propio bienestar personal como para las relaciones interpersonales.
Ø  Un juicio poco realista y negativo de uno mismo puede ocasionar muchas decepciones y mucho daño y a lo único que nos puede llevar es a mantener un ánimo decaído y carente de optimismo.
Ø  Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no en función de lo que hayamos ido aprendiendo a lo largo de nuestro desarrollo. Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella depende en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida.
Ø  Las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida nos plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen autolimitarse, sentir que no valen lo suficiente y, en consecuencia, fracasar.
Ø  La autoestima se construye con la experiencia de cada uno y es la que permite valorar el autoconcepto que influye en lo que nos decimos a nosotros mismos y que se conoce como el "auto-habla" los “auto-mensajes” las “auto-instrucciones”.
Ø  Las personas con baja autoestima suelen mantener un auto-habla negativa sobre sí mismas, califican sus acciones por debajo de lo normal y de forma poco realista “No puedo” “No valgo” “Lo hago muy mal”...

La imagen que una persona tiene de sí misma abarca desde su apariencia física hasta sus conocimientos, sus actitudes, sus creencias, sus potenciales, sus habilidades, su capacidad para relacionarse y para resolver problemas...

Hay que prestar mucha atención tanto a las afirmaciones que cada persona realiza sobre sí misma como a las acciones que lleva a cabo, pues en función de todo ello podremos identificar las que tienen una perspectiva negativa respecto a su autoconcepto y actuar en consecuencia.
Ø  Si conseguimos valorar las propias cualidades, sin atender demasiado a los defectos personales, podremos mejorar la forma de afrontar tanto las situaciones favorables como las desfavorables.
Ø  Además, si conseguimos cambiar la comunicación con nosotros mismos y con los demás de forma que nadie salga perjudicado, todos saldremos beneficiados.

Mi autovaloración está influenciada por mis vivencias, por mi historia personal pero sobre todo por la valoración que tanto yo como las personas, que han sido y son, importantes en mi vida hacen de mí.

Una persona que no está satisfecha consigo misma no podrá afrontar la vida con la decisión y el optimismo necesarios, lo que desembocará en una falta de confianza no sólo en su entorno sino también en todos los ámbitos de su vida.

Nuestra propia valoración sobre nosotros mismos es fundamental
Ø  Autoestima tiene mucho que ver con el autoconcepto, que es la forma en que cada uno se percibe a sí mismo. Este "autoconcepto" se va construyendo a lo largo de la vida mediante la información que nos va llegando de los demás y que se va añadiendo al concepto que uno va formando de sí mismo. De ahí que una buena autoestima suela provocar un efecto positivo en cadena en la vida de las personas y esto a su vez va a permitir que los distintos procesos a los que debemos hacer frente se afronten con seguridad, motivación y una dosis extra de optimismo.
Ø  Con estos elementos, es obvio pensar que quienes gozan de una autoestima elevada tienen una mayor probabilidad de triunfar en la vida personal, laboral, familiar y social.
Ø  Enunciados como “No puedo" o “Es imposible" deben cambiarse por otros más positivos como “Podría intentarlo" o “Lo intentaré” “Puedo probar” “Si no lo intento nunca podré saberlo” “¿Quién lo hace bien a la primera?” para no cerrar la mente ni las puertas a posibilidades más optimistas.
Ø  Lo mismo sucede con la opinión sobre los propios defectos, que aparecen como sentencias que nos autoevalúan de forma negativa. Es aconsejable modificarlas por otras más positivas que realcen las cualidades más que los defectos.
Ø  No obstante, si se hace demasiado difícil sustituirlas, se puede recurrir a colocar un “Pero" al final de la frase para introducir alguna de las cualidades personales que ayuden a ser más optimistas: “Me costará conseguirlo, “pero” mantendré mi constancia para intentarlo” “Lo seguiré intentando”…
El modo de valorarnos determina algo tan importante como la capacidad de rendimiento o la competencia social. Una baja autoestima puede traducirse en bajo rendimiento o en escasas habilidades sociales.

Ø  Los efectos de una baja autoestima suelen ser muy negativos. La persona que no está satisfecha de sí misma difícilmente afrontará la vida con la decisión y el optimismo necesarios. Este déficit desemboca en falta de confianza e inseguridad y se convierte en un motivo más para reforzar la valoración negativa que una persona realiza de sí misma. Es lo que se conoce como “La profecía autocumplida", un efecto que se produce cuando alguien no se valora lo suficiente, rinde por debajo de sus posibilidades y genera un circuito cerrado de acontecimientos en los que la baja autoestima se mantiene por debajo de lo normal, pues los "malos" resultados confirman la mala opinión que una persona tiene de sí mismo.
Ø  Las personas somos complejas y muy difíciles de definir en pocas palabras. Como existen tantos matices a tener en cuenta es importante no hacer generalizaciones a partir de uno o dos aspectos. Por ejemplo:
  • Podemos ser muy habladores con los amigos y ser muy callados en casa.
  • Ser un mal jugador de fútbol no indica que seamos un desastre en todos los deportes.
  • Que nos salga mal un examen no significa que no sirvamos para los estudios.
Ø  No nos autolimitemos a base de autoetiquetarnos negativamente y no cerremos las puertas a otras posibilidades.
Ø  Tengamos cuidado con las etiquetas, el cometer un error o el realizar algo mal, en un determinado momento, no quiere decir que seamos torpes, vagos, o cualquier otro atributo negativo. Quiere decir que hemos hecho algo para aprender y gracias a ello hemos cometido un error, pero también gracias a ello, podemos crecer, superarnos y salir tremendamente fortalecidos de ello.
Ø  Autoestima y autoconcepto son dos términos que nos ayudan a entender lo que sentimos nosotros mismos hacia nosotros mismos.
Ø  El AUTOCONCEPTO se refiere a la percepción que uno tiene de sí mismo. Es nuestra propia descripción de cómo nos vemos a nosotros mismos.
Ø  La AUTOESTIMA se refiere al valor que damos a esa imagen de nosotros mismos, en otras palabras, al cariño que nos tenemos por ser como somos.
Ø  El papel que jugamos los padres va a ser esencial en ese proceso de maduración de la autoestima.
Sin confianza en uno mismo, sin la sensación de quererse y de ser querido, nadie es capaz de disfrutar de la vida ni de desarrollarse adecuadamente.
La autoestima es uno de los aspectos más importantes en el desarrollo del niño. Un niño que no se quiere a sí mismo, que se ve como alguien que no merece el afecto de los demás o que se siente un ser inútil, o torpe o vago… difícilmente podrá lograr un nivel de desarrollo adecuado en cualquier faceta de su vida.

Personas con autoestima ALTA, características:
  • Saben qué cosas pueden hacer bien y qué pueden mejorar.
  • Se sienten bien consigo mismas.
  • Expresan su opinión ante los demás.
  • No temen hablar con otras personas.
  • Saben identificar y expresar sus emociones a otras personas.
  • Participan en las actividades que se desarrollan en su entorno, centro de estudio, de trabajo...
  • Les gustan los retos y no les temen.
  • Se valen por sí mismas ante las situaciones que se les presentan, implica dar y pedir apoyo.
  • Se interesan por los otros con sentido de ayuda y están dispuestos a colaborar con las demás personas, sin críticas negativas.
  • Son creativas y originales, inventan cosas, se interesan por realizar tareas desconocidas, aprenden actividades nuevas, se implican en ello.
  • Luchan por alcanzar lo que quieren.
  • Disfrutan de las cosas divertidas de la vida, tanto de la propia como de la de los demás. Se alegran de que a los demás les vaya bien
  • Comparten con otras personas sus sentimientos.
  • Se aventuran en nuevos objetivos.
  • Son organizadas y ordenadas en sus actividades.
  • Preguntan cuando no saben algo, no tienen miedo a preguntar.
  • Defienden su posición ante los demás, de forma asertiva.
  • Reconocen sus errores cuando se equivocan.
  • No les molesta que digan sus cualidades, pero no les gusta que los adulen.
  • Conocen sus cualidades y tratan de sobreponerse a sus defectos.
  • Son responsables de sus actos.
  • Son líderes naturales.

Personas con autoestima BAJA, características:
  • Son indecisos, tienen dificultades para tomar decisiones, tienen miedo exagerado a equivocarse. Sólo toman una decisión cuando están completamente seguros de obtener resultados al 100%.
  • Piensan que no pueden, que no saben nada, que no lo van a conseguir.
  • No valoran sus talentos ni sus posibilidades. Ven sus talentos pequeños, en cambio los de los otros los ven grandes e incluso exagerados.
  • Tienen miedo a lo nuevo y evitan los riesgos.
  • Son muy ansiosos y nerviosos, lo que les lleva a evitar situaciones que les dan angustia y temor.
  • Son muy pasivos, evitan tomar la iniciativa.
  • Son personas aisladas, tímidas y casi no tienen amigos o muy pocos.
  • No les gusta compartir con otras personas sus sentimientos.
  • Evitan participar en las actividades que se realizan en su centro de estudio o de trabajo.
  • Temen hablar con otras personas de cualquier tema, se sienten continuamente evaluados.
  • Dependen mucho de otras personas para hacer sus tareas o realizar cualquier actividad.
  • Se dan por vencidas antes de realizar o iniciar cualquier actividad.
  • No están satisfechas consigo mismas, piensan que no hacen nada bien.
  • No conocen sus emociones, por lo que no pueden expresarlas.
  • Debido a que no tienen valor, les cuesta aceptar que las critiquen.
  • Les cuesta reconocer cuando se equivocan.
  • Manejan muchos sentimientos de culpa cuando algo sale mal.
  • Ante resultados negativos buscan la culpabilidad en otros.
  • Creen que son los feos, los ignorantes y que todos los demás lo hacen mejor que ellos.
  • Se alegran ante los errores de otros porque así ellos se sienten mejor.
  • No se preocupan por su estado de salud.
  • Son pesimistas, creen que todo les saldrá mal.
  • Buscan líderes para hacer las cosas.
  • Creen que son personas poco interesantes.
  • Creen que causan mala impresión en los demás.
  • Sienten que no controlan su vida.
  • No les gusta esforzarse porque no creen en su capacidad.
  • Les cuesta obtener sus metas.

Personas con autoestima INFLADA, características:
  • Piensan que pueden hacerlo todo, no hay nadie mejor que ellos.
  • Creen tener siempre la razón y que no se equivocan nunca.
  • La seguridad en sí mismos es extrema, pero esto mismo hace que no vean los riesgos de sus acciones.
  • Creen que todas las personas les quieren y dependen de ellos.
  • Hablan en extremo y son escandalosos.
  • No tienen en cuenta a nadie para hacer sus tareas o realizar cualquier actividad pues consideran que nadie está a su altura.
  • Por lo general la gente los rechaza: “son los típicos sabelotodo”.
  • Se aman de forma enfermiza, son extremadamente egocéntricos.
  • Son vanidosos, en caso extremo llegan al “narcisismo”. Narciso era un joven muy hermoso que todos los días iba a contemplar su propia belleza en un lago. Estaba tan fascinado consigo mismo que un día se cayó dentro del lago y se ahogó. En el lugar donde cayó nació una flor, a la que llamaron narciso.
  • Se sienten muy atractivos (y no necesariamente en el aspecto físico).
  • Creen que son las personas más interesantes del mundo.
  • Creen que ganan a cualquiera en todo.
  • Creen que impactan a cualquiera que los conoce.
  • Les gusta que los elogien.
  • Creen que todas las personas están obligadas a quererlos y a demostrarlo.
  • Sienten que realmente son su mejor amigo.
  • Tienen mucha seguridad en sí mismos.
  • Cuidan de forma enfermiza su salud.
  • Creen que ellos nunca se equivocan, pero atacan a los demás si lo hacen.
  • Sienten que nadie es más que ellos como persona.
  • Casi siempre tienen una actitud amigable con los demás; los aceptan sin juzgarlos.
  • Se sienten felices y plenamente a gusto consigo mismo.
  • Sienten que merecen tener más que los demás.
  • Quieren tener lo mejor en ropa, perfumes, y objetos materiales.
  • Son en general muy ególatras.
  • Optimistas en extremo.

Ahora bien, qué podemos hacer, de qué va a depender la autoestima:
  • La autoestima puede ser cambiada y mejorada. El concepto de uno mismo va desarrollándose poco a poco a lo largo de la vida, cada etapa aporta en mayor o menor grado, experiencias y sentimientos, que darán como resultado una sensación general de valía o de incapacidad. En la infancia descubrimos que somos niños o niñas, que tenemos manos, piernas, cabeza y otras partes de nuestro cuerpo.
  • También descubrimos que somos seres distintos de los demás y que hay personas que nos aceptan y personas que nos rechazan. A partir de esas experiencias tempranas de aceptación y rechazo de los demás es cuando comenzamos a generar una idea sobre lo que valemos y por lo que valemos o dejamos de valer.
En esta evolución juega un papel muy importante la familia, de ahí que haya una serie de principios que es interesante tener en cuenta.

 
FACTORES DETERMINANTES DE LA AUTOESTIMA
Ø  Según van creciendo, nuestros hijos saben que pueden actuar sobre el medio que les rodea, y cada vez surgen a su alrededor más actividades en las que poner a prueba su inteligencia, su memoria, sus habilidades tanto personales como interpersonales... Y en función de todo ello poco a poco vamos conformando el autoconcepto y la autoestima.
Ø  Ahora bien ¿Cómo sabe el niño que ha hecho bien las cosas? Pues, entre otros condicionantes, porque nosotros como padres y otras personas significativas para él se lo hacemos ver así, además de los propios resultados de sus actos que le aportan el feedback necesario. 
Por tanto, la autoestima (el valor que el niño se da a sí mismo) va a depender:
1)    De los comentarios, actitudes y sentimientos que los padres y personas próximas transmitamos. Los padres jugamos un papel fundamental en la autoestima de nuestros hijos pues influimos en cómo se sienten y se relacionan con los demás. Si confiamos en ellos, si les hacemos ver sus progresos, si les apoyamos en las dificultades, si les ayudamos a limar defectos... entonces su autoestima será alta y se sentirán seguros y confiados. 

Ø    La autoestima de los niños se ve muy afectada por las etiquetas que en muchas ocasiones los propios adultos les colgamos. Se trata del niño etiquetado o encasillado en un defecto o rasgo de carácter negativo: “es un vago”, “es muy desordenado”, “es mentiroso”, “es un contestón”, “es muy tímido” “es…” etc.
Ø    Es muy negativo lo que puede derivar de todo esto para un niño que se le marque o se le defina con cualquiera de esas etiquetas. Incluso se habla de “Profecía autocumplida” para referirse a este fenómeno: la misma etiqueta hace que el niño se comporte en función de la etiqueta que le hayamos colgado.
  
El grado de autoestima puede ser un factor determinante para el éxito o fracaso no sólo en tareas escolares o laborales sino en aspectos fundamentales de nuestra vida.

2)    De las posibilidades de efectuar con éxito las actividades que realizamos.
Ø  Nuestros hijos necesitan comprobar por sí mismos que son capaces de realizar ciertas cosas. Necesitan hacerlas para practicar y para aprender con ellas. En este sentido, no cabe protegerles por miedo a que se hagan daño, se caigan o sufran por algo o simplemente para evitar que lo hagan mal.
Ø  Aprenderán a realizar muchas actividades si se lo permitimos. Pero si no lo necesitan hacer porque no dejamos que lo hagan, nunca tendrán la oportunidad de comprobar por sí mismos que son capaces de hacerlo o simplemente mejorar lo que ya hacen, aunque lo hagan mal. Muchas veces nos precipitamos al juzgar de antemano las habilidades de nuestros hijos o las nuestras propias.
Ø  Frecuentemente solemos oír los siguientes comentarios:
  • “eso es muy difícil para ti, quita que yo lo hago”
  • “eso, mejor ni lo intentes, mira lo que te pasó el otro día”
  • “ni hablar que el otro día lo dejaste hecho un asco”…
Ø  ¿Qué conseguimos con ello? La principal consecuencia es que limitamos las posibilidades de cometer errores e impedimos poder adquirir habilidades. Al decirles que no pueden hacerlo, que no lo harán bien, que ni siquiera merece la pena intentarlo porque ya anticipamos que lo harán mal, obstaculizamos que puedan desarrollarse en una faceta determinada y volvemos a encontrarnos con la “profecía autocumplida”.
Si creo que me va a salir mal, si los que me rodean también lo creen, lo más seguro es que me salga mal.


3)    De cómo interpretan sus éxitos y sus fracasos: Imaginaos que quitamos importancia al esfuerzo que nuestros hijos están realizando para aprender a escribir su nombre de forma correcta después de un par de ensayos, porque consideramos que están obligados a ello o porque es lo que deben hacer. Les estamos enseñando a hacer una interpretación errónea de lo que son capaces de realizar.
Por ej. si el problema de autoimagen que tiene el niño es su bajo rendimiento escolar, deberemos resaltar cualquier logro escolar aunque esté por debajo de la media de su clase.

  Ø Muchas de las actividades a las que se enfrenta por primera vez un niño son muy difíciles, aunque a nosotros nos parezcan muy fáciles, por ello no hay que adornar con frases como “venga, que es muy fácil, es que no te esfuerzas lo suficiente” o “era muy difícil y tú no puedes” “tú no sabes, deja yo lo hago”…

Debemos suprimir la crítica por el fracaso, ir a los hechos no a las descalificaciones personales: “esto está mal, por esto y por esto”, pero nunca decir: “eres un vago, eres...”

Ø  Tenemos que ir más allá e intentar que el niño comprenda que hay cosas sencillas y cosas complejas y que va a depender de cada persona el hacerlo mejor o peor, del esfuerzo que se invierta para conseguirlo, de la motivación… pero sobre todo va a ser fundamental que entienda la idea de que los fracasos o los errores son oportunidades que se presentan para aprender, cuantos más errores mayor aprendizaje porque indicará que se habrá intentado y practicado mayor número de veces.


Hay que realizar las correcciones basándonos en los pequeños logros: “este ejercicio no es correcto debes intentar hacerlo bien, igual que ayer hiciste muy bien...”

4)    De los comentarios y actitudes de sus profesores hacia ellos sobre lo que hacen. La primera imagen que nuestros hijos tienen de sí mismos es la que les hemos proporcionado en el ambiente familiar. Pero poco a poco se va ampliando el círculo en función de las relaciones que nuestros hijos mantienen con otras personas.
Ø  Con la incorporación a la escuela, el profesor comienza a cobrar un papel relevante. Este profesional se convierte en eje de referencia importante para nuestros hijos y va a colaborar con nosotros en el fortalecimiento de la autoestima. 

La visión que de ellos tiene el profesor puede ayudarles a reforzar la que ya habían adquirido e irla transformando. 

5)    De las relaciones que mantienen con otras personas significativas. Poco a poco, los compañeros van a ocupar un lugar privilegiado en la vida de nuestros hijos. Al principio su influencia es mínima, pero a medida que nuestros hijos empiecen a compararse con los demás irá siendo mayor (en torno a los 8 años). Entonces empezarán a valorarse no sólo por lo que ellos pueden hacer, sino que podrán comprobar si lo hacen mejor o peor que los otros.
6)    De los abuelos, cuidadores, familiares, amigos de los padres... también constituyen puntos de referencia importantes para nuestros hijos y todos ellos pueden contribuir a un desarrollo adecuado o no de su autoestima…

ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA FAVORECER LA AUTOESTIMA
Tienen ante sí un montón de posibilidades que nosotros como padres podemos ayudar a potenciar

Ø  Empecemos por aceptar a nuestros hijos tal y como son. Tienen unas cualidades y unos defectos, como todo ser humano. Y sobre todo tienen ante sí un montón de posibilidades que nosotros como padres podemos ayudar a potenciar.

El tener hermanos con mejor rendimiento académico y establecer comparaciones o recibir bromas inadecuadas de los iguales pueden ser también factores que contribuyan a menoscabar la autoestima.

 Ø  La aceptación implica que no hay comparaciones. Toda comparación es odiosa, entonces, ¿para qué utilizarla? Nuestros hijos son seres únicos e irrepetibles y posiblemente habrá niños que vayan mejor en lectura, en escritura o en cálculo, que sean más o menos simpáticos, pero eso no les convierte en seres más valiosos. A nuestros hijos no les beneficia en absoluto que les comparemos continuamente con los demás. Lo normal es que su autoestima no mejore. Es cierto que se nos pueden escapar comentarios sin ninguna mala intención, pero utilizarlos con demasiada frecuencia sólo conduce a impedir el desarrollo emocional del niño. 

Ø    Hagamos cumplidos realistas. Estamos educando a nuestros hijos y cuando hacen algo que no es adecuado, hay que hacérselo ver. En otras palabras, no hay que felicitarles por todo. Nuestros hijos tienen que confiar en nosotros, y si nosotros no les corregimos, si consideramos que todo lo hacen bien y exageramos los elogios, perderán ese efecto positivo que les ayuda a crecer. Por tanto ojo con los refuerzos no hay que aplicarlos sin ton ni son. Lo que está bien está bien pero lo que está mal hay que corregirlo, de buenas maneras pero corregirlo.


Para ayudar a modificar un comportamiento es muy importante que se registre aquello que queremos modificar o potenciar. Las correcciones deben hacerse siempre en positivo, animándoles, confiando en sus éxitos y en sus capacidades para lograrlo. Pero nunca resaltando sus dificultades o incapacidades. 
 
Ø    Elogiemos de forma correcta: concreta y creíble y no de forma general y sarcástica. No insistamos en las descalificaciones continuas. Hay que tender especialmente a realzar de forma muy expresiva y manifiesta las conductas positivas que tengan, por mínimas que sean, e ignorar, que no quiere decir consentir, las conductas negativas.
 
Tenemos que subrayar aquello que hacen bien, valorar sus cualidades, valorar su esfuerzo.

Ø    Enseñemos a nuestros hijos a valorar a los demás. El niño muy pronto entiende que todos tienen diferentes habilidades que aportar y con ello aprenderá a valorar también a los demás. A su vez, también recibe refuerzo sobre sus propias habilidades y con ello incrementará su autoestima. Fomentar estos sentimientos agradables, garantizará la cooperación con otros lo que aportará incremento de autoestima y seguridad en aquellas cosas que es capaz de realizar y compartir.

Ø   Demostremos a nuestros hijos que tenemos interés por lo que son y por lo que hacen, no por lo que nos gustaría que fueran o hicieran. Eso les permitirá aprender a valorar su vida. Nuestros hijos necesitan saber que son valiosos y nosotros somos quienes mejor podemos proporcionarles este sentimiento.

Debo evitar comentarios del tipo: “...Pepa, siempre igual”, “hay que ver como es esta niña”, “no tienes arreglo”, o cualquier otro comentario descalificador.



Ø   Debemos exigirles hasta donde ellos puedan llegar, pero respetando su ritmo y sin pedirles mucho más de lo que sean capaces de hacer en función de su edad. Pero tampoco caigamos en el extremo contrario: protegerles demasiado no les ayudará a descubrir sus potencialidades ni su autonomía personal de ahí que lo más importante sea potenciar el que realicen las cosas por ellos mismos a pesar de los errores que puedan cometer.
Ø   Seamos cariñosos y demostrémosles que los queremos. Desde el verdadero cariño se dicen muy bien todas las cosas. Demostremos y manifestemos el cariño de forma real. No olvidemos el contacto físico porque es muy importante. Los niños que reciben manifestaciones físicas y emocionales del cariño son niños con mayor autoestima y con mayor seguridad en sí mismos.
Ø   Inflarles a besos: Para todos nosotros el sentirnos queridos, amados y protegidos es el mejor premio y el mejor regalo que nos pueden dar, muy por encima de cualquier regalo material por muy valioso que éste pueda ser.
Ø   Hagamos notar a nuestros hijos, no sólo con gestos, sino también con palabras, lo bien que nos sentimos con ellos, lo importantes que son para nosotros.




 Ø  Eliminemos de nuestro vocabulario expresiones como "no puedo" o "es imposible" deben cambiarse por otras más positivas como "podré si lo intento", "lo intentaré", “con un poco de esfuerzo lo conseguiré”, “si quiero puedo”… para no cerrar la mente a posibilidades más optimistas y más positivas. Por ello, enseñemos a nuestros hijos e emitir automensajes positivos y claros que les ayuden no sólo a ir hacia el objetivo sino a conseguirlo.






Para modificar las cogniciones erróneas podemos registrar las veces que se niegan a hacer las cosas porque se sienten incapaces y lo expresan con comentarios del tipo: “no puedo”, “no sé hacerlo”, “no me va a salir bien”, “por qué no me ayudas tú”… 
 
 Ø   Hay una cosa muy importante que podemos transmitir a nuestros hijos y es que si luchan y se esfuerzan por avanzar, por aprender, por formarse, por seguir adelante pasito a pasito sin quedarse atrás, claro que pueden no conseguir el objetivo; pero desde luego si no luchan lo que sí está bien claro es que ya lo tienen perdido de antemano y lo mismo ocurre con nuestra vida familiar, si luchamos por ella nunca lo tendremos todo perdido, siempre tendremos un objetivo por el que luchar y conseguir.

Debo enseñarle a dirigirse a sí mismo comentarios positivos, cada vez que haga algo bien: “¡Muy bien!, yo solo lo he conseguido”, “cada día me sale un poquito mejor...”


Ø  La historia ha demostrado que los más notables científicos superaron enormes obstáculos antes de lograr el éxito: Lo lograron porque se obligaron a no rendirse después de sus derrotas y a pesar de ellas siguieron luchando por lograr sus objetivos.

Ø    A mayor esfuerzo mayor logro y a mayor logro mayor autoestima. La autoestima alta se apoya en unos cimientos muy sólidos y si éstos son fuertes no hay nada que la destruya.
 
También debo ayudarles a encajar los fracasos, entrenándoles para hacerse observaciones del tipo: “me salió mal pero lo volveré a intentar”, “el error fue debido a...”, “la próxima vez tendré en cuenta...”

Ø  Siempre que se pueda, hay que devolverle una nueva visión de sí mismo.
Vamos a poner el ejemplo del niño al que se tacha de “desordenado”. En este caso se trataría de darle mensajes del tipo:  “Qué bien has ordenado tu mesa, cada cosa en su sitio” “hoy ha quedado tu ropa perfecta”, “me encanta cómo has dejado el pantalón”, “qué ordenada llevas la mochila, yo era incapaz de llevarla tan bien como tú” “me encanta cómo me has limpiado la mesa” “lo haces mejor que yo”…
Esta estrategia es parecida a cuando ignoramos la conducta incorrecta e intentamos “pillar” al niño portándose bien para prestarle atención.
Ø    Darle la oportunidad de mostrar el comportamiento contrario y/o correcto.
“Me acaban de llamar para que salga rápidamente y no me da tiempo a recoger la habitación. ¿Te importaría hacer la cama y guardar la ropa sucia en la lavadora? Gracias qué haría sin ti” “Si no fuera por ti no sé qué haría”. Le estamos dando el mensaje: “tú puedes y yo confío en que lo hagas, estamos dando por hecho que lo va a realizar” Y Además le damos la oportunidad de agradecer el favor premiándole por su buena conducta, mediante refuerzo verbal.
Ø   Alabar la conducta de nuestros hijos cuando alguien está presente.
A los niños les encanta repetir aquello que saben que nos gusta, sobre todo cuando son pequeños. Si aprendemos a detectar lo que hacen bien y se lo valoramos tenderán a repetirlo y si además lo comentamos con algún familiar o amigo cuando ellos están presentes el éxito estará asegurado. “Hoy ha recogido su habitación y la ha dejado mejor que yo” “Hoy ha hecho un trabajo con una presentación que ni yo en mis mejores tiempos lo haría tan bien” “Me encanta, cómo lees, cuando tú lees me entero de todo, me entero mucho mejor que cuando leo yo” “Cuando te vemos estudiando nos sentimos tan orgullosos”...
Al comprobar el niño cómo valoramos ese comportamiento, que hasta lo comentamos con otras personas, se motivará a continuar en esa línea e incluso lo extenderá y generalizará a otras situaciones.
Ø    Mostrarles la conducta adecuada.
“Voy a organizar estos cajones porque están un poco desordenados, ayúdame porque me encantó cómo dejaste el otro día los tuyos y a mí nunca me han quedado tan bien como a ti. Esta vez utilizamos la estrategia de pedir su ayuda a la vez que alabamos lo realizado por ellos anteriormente”.
Ø    Nos ponemos en su piel, expresando la dificultad que supone el hacer algo que nos exige un esfuerzo, y además les ofrecemos una alternativa y es que ellos pueden ayudarnos a conseguirlo. Las cosas dichas de una forma positiva dan muchos mejores resultados.
Ø    Recordarles experiencias pasadas en las que mostraron el comportamiento correcto.
“El día que tuve que salir y tú me ordenaste la habitación me la dejaste tan bien que hacía mucho que no la había visto así ¿Te acuerdas? “Recuerdo que yo no tuve que hacer nada”.
Se intenta insistir para mantener el comportamiento adecuado, ofreciéndole mensajes parecidos a los dados en la anterior ocasión, pero mostrando el impacto que nos produjo y valorando su actuación.
Ø    Mostrarles nuestra desaprobación y decirles cómo actuar cuando se comporten inadecuadamente.
“No me gusta cómo ha quedado tu habitación con todos los juguetes desparramados. Cuando los hayas recogido ya puedes encender la televisión o hacer cualquier otra cosa que le guste”.
“No me gusta cómo tienes ordenados los cajones, todo está mezclado y arrugado vamos a intentar dejar bien el primer cajón y verás la diferencia” “Vamos a organizar el frigorífico, si me ayudas enseguida lo hacemos”. El objetivo final es que sea capaz de ordenar las cosas sin recordárselo. De momento, viene bien ayudarle con instrucciones previas.

QUÉ SUCEDE EN EL CASO CONTRARIO: AUTOESTIMA SOBREINFLADA
Ø  Mantener una buena autoestima es muy sano y es indispensable cuidarla y mantenerla en un estado óptimo. Sin embargo, en exceso puede causar efectos nocivos, similares a los que pueden sufrir las personas con un déficit. Y es que no debemos confundir una alta autoestima con una actitud engreída, que sí puede provocar incomodidad en los demás y generar relaciones desiguales que terminan perjudicando el bienestar tanto propio como del entorno.
Ø  Además, normalmente quien se estima en exceso no es muy consciente de ello, y mucho menos de los problemas que le ocasionan. Por este motivo, es muy importante atender a la opinión de los demás. La sobreestimación de uno mismo puede causar una actitud defensiva e intolerante, incluso, hostil de los demás hacia uno mismo y esto puede hacer muchísimo daño a todos.
Ø  Una persona que se sobreestima demasiado tiende a minusvalorar a los demás y ello le provocará más conflictos en sus relaciones. Por lo que es muy importante mantener un punto de vista firme pero sin causar daños ni conflictos innecesarios. Es más, el tener en cuenta a los demás despertará en ellos el respeto y admiración que la persona desea, pero de una forma sana y controlada.
REFLEXIONES FINALES DE CÓMO FAVORECER LA AUTOESTIMA DE NUESTROS HIJOS
Ø  ¡Para CREERSE algo, aunque sea MENTIRA, sólo hay que REPETIRLO mucho! De ahí la importancia de aprender a pensar en positivo. Si te obligas a pensar en positivo terminarás actuando y sintiendo en positivo.
Ø  Tener una buena autoestima es tener una visión saludable de sí mismo, es evaluarse de forma positiva y estar satisfecho con sus aptitudes. Sentirse satisfecho de sí mismo no quiere decir que no se desee ser diferente en algunos aspectos; por ello la persona con autoestima alta intentará mejorar en las áreas que no le gusten aceptando de modo realista sus defectos, pero sin tomar una postura excesivamente crítica y negativa.
Ø    Es fundamental cultivar el hábito del sentimiento y pensamiento positivos. Si utilizamos algún filtro que sea el ir a pillar a nuestros hijos haciendo algo bien. Que ese sea nuestro objetivo y nuestra meta, si lo utilizamos a menudo aprenderemos a hacerlo y los resultados terminarán por sorprendernos.

Para ayudar a mis hijos o a mí mismo a cambiar el discurso de soy malo, soy feo, soy incapaz, no sirvo, no puedo, no sé,..., tengo primero que creer en sus posibilidades o en las mías y después repetir lo contrario hasta terminar creyéndolo y si además lo registro mucho mejor.



Ø  Transmitir a nuestros hijos que si nos lo proponemos y nos esforzamos por conseguirlo, somos capaces de mejorar, aprender y progresar en todos los sentidos y en todos los ámbitos de la vida.
Ø  Todos somos genios en potencia y en función de cómo el entorno nos motive o interese lo suficiente, tendremos la posibilidad de empezar a serlo en cualquier momento o etapa de nuestra vida.
Ø  No dejar pasar desapercibidas las acciones buenas que hayan realizado e intentar que descubran las posibles soluciones y alternativas a cualquier problema sin dárselo todo resuelto. 
Ø    Es importante enseñar a nuestros hijos a ser parte activa, a compartir, a apoyar, a contemplar sus deseos con el interés del grupo y a seguir las reglas o normas del grupo. Con ello estaremos incrementando su seguridad y su autoestima. 

 Ø   Explicarles la importancia de enviarse a sí mismos mensajes positivos que les permitan descalificar situaciones negativas y valorar las positivas.

Tengo que animarles a mirarse cada día al espejo y decirse algo positivo de cualquier área (aspecto físico, cualidades personales o acciones realizadas, objetivos conseguidos día a día…)

Ø  Hacer que los niños se den cuenta de que están haciendo algo importante. Darles el reconocimiento de que este algo no es fácil y que sólo el hecho de intentarlo, ya de por sí, es un alarde que poco a poco creará hábitos más efectivos. No dar los éxitos por descontado, sino reconocerlos y alabarlos de forma específica.

Ø    Darles la posibilidad de auto-motivarse reconociendo y alabando cuantos resultados positivos consigan aunque sólo sea por el hecho de intentarlo. Crear los contextos y situaciones necesarios para que se den a sí mismos el permiso de intentarlo.
Ø    Utilizando ejemplos personales explicarles la importancia de enviarse a sí mismos mensajes positivos o autoinstrucciones positivas que les permitan descalificar situaciones negativas y valorar especialmente las positivas. 

Ø   Expresar y verbalizar el refuerzo inmediatamente después de un éxito. Los éxitos reconocidos, aunque pequeños, ayudan a aumentar la motivación y las ganas de superación y en consecuencia la seguridad y la autoestima.

También haremos juntos una lista de frases positivas que podamos decirnos, para que de vez en cuando podamos echar un vistazo y comprobar cuántas veces hemos aplicado los automensajes positivos y cuántas los negativos. 
 
Ø    Reducir la ansiedad y el agobio, utilizando el juego como instrumento de aprendizaje y motivación.
Ø    Organizar semanalmente unas interacciones de grupo, en pareja o en familia… para una evaluación personal. Discutir sobre si ha habido o no un cambio de actitud y comportamiento en casa, en la escuela, en las relaciones con los demás, consigo mismos…
Ø    Esto les acostumbrará a realizar un análisis personal que les puede llevar a auto-conocerse y a tomar decisiones de forma consciente.

Ø     Ayudarles a fijarse objetivos ambiciosos pero realistas, dentro de una dinámica cuyo objetivo sea autosuperarse.

Aumentando su autoestima conseguiremos que nuestros hijos sean más competentes, más seguros y más felices.
 
Ø    Alentar los intereses, talentos y actividades del niño con el dibujo, el juego, los compromisos, los intercambios, la reflexión, la relajación, los ejercicios físicos y mentales tanto en grupo como individualmente. 
Ø    Considerar los fracasos no como algo negativo sino como una oportunidad para poder aprender y practicar.
Ø    Una vez que el niño haya terminado la tarea, es importante comprobar que está no sólo terminada sino bien, y sobre todo reconocer el esfuerzo, la buena voluntad y la habilidad demostrada; siempre hay algún detalle en el que poder centrarse para poder resaltar y hacer que su esfuerzo sea más efectivo.
Ø    Como consecuencia el niño se sentirá orgulloso por el trabajo bien hecho. Reconocerá el valor de terminar una tarea. Incrementará su motivación para ponerse nuevos objetivos al darse cuenta de que puede enfrentarse y solucionar problemas además de incrementar su capacidad de reconocer y utilizar los medios, las habilidades y los recursos que le han funcionado.
Ø  En definitiva conseguirá mayor seguridad en sí mismo como persona y como miembro del grupo al que pertenece. 

Ø  Alcanzará un buen desarrollo de su sentido de competencia personal y se sentirá motivado para volver a empezar cada día el proceso, sin miedo de fallar. Poco a poco sus habilidades se irán incrementando.

También supone un cambio en las estrategias educativas y en el modo de dirigirnos a nuestros hijos.

 
Ø    Provocar situaciones para poder dar refuerzo y apoyo de forma continua.
Ø    La labor que hagamos con nuestros hijos, para que ellos puedan conseguir un nivel adecuado de autoestima, representa una ocasión muy positiva para trabajar y conseguir resultados de autodesarrollo personal en nosotros mismos.
Ø    Es una forma de entrar todos en una espiral de apoyo y motivación mutua para conseguir una más correcta dirección de nuestra vida.
Ø    Tener iniciativa, inquietudes y buen humor, especialmente con la pareja: Estos tres factores son útiles para incrementar la autoestima familiar. En España el buen humor no suele escasear. Pero la rutina y la monotonía es un enemigo en las relaciones conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la familia. Las mejores horas deben ser para compartirlas con la pareja. Ser papá o mamá no debe hacernos olvidar que somos “tú y yo, nosotros como pareja”.
Ø    Creatividad e iniciativa protegen a la pareja de la rutina. Cuando hay rutina, es fácil que uno de los dos busque la “magia añorada” fuera, en otras relaciones o en otras situaciones. Por el contrario, si la pareja va bien, los hijos aprenderán su “educación sentimental” simplemente viendo cómo se tratan mamá y papá, viendo cómo se admiran, cómo se halagan, cómo muestran su cariño, o a través de su complicidad. “Cuando sea adulto trataré a mi pareja como lo he visto hacer en mi casa”. Eso nos aporta mucha autoestima.
Ø    Coherencia en los padres y autoexigencia en los hijos: Uno es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y una misma cosa. No tiene sentido decir a los niños desde el sofá: “eh, vosotros, ayudad a quitar la mesa”. Hay que dar ejemplo primero. No podemos exigir algo mientras nosotros nos quedamos sentados: “si nosotros lo hacemos con ellos desde pequeños, se sentirán orgullosos de colaborar”. Así aprenden a autoexigirse, que es mucho mejor que tenerlos vigilados 24 horas al día. Esto es un progenitor potenciador, motivador, animador y protector al mismo tiempo.
Ø    También pedimos a los niños que estudien pero ¿nos ven a nosotros estudiar, leer revistas de nuestro oficio, ponernos al día en nuestra especialidad o en nuestro trabajo?
Ø    Hemos de poder decir: “mirad, hijos, nosotros también estudiamos” “nosotros también leemos”. No pidamos algo que nosotros no estamos dispuestos a realizar.
Ø    Es importante reconocer y reafirmar lo que vale la otra persona pero sin engañarnos, siendo realistas y valorando la realidad.
Ø    Seamos sinceros: no tiene sentido que andemos llamando “campeón” a nuestro niño que nunca ha ganado nada. Si ha perdido un partido de fútbol, no le llamemos campeón. Ha de aprender a tolerar la frustración, acompañado, eso sí de nosotros sus padres. También hemos de saber (grandes y pequeños) que somos buenos en unas cosas y no en otras. “Hijo, pareces bueno en esto y en esto, pero creo que esto otro no es lo tuyo”. Reafirmemos al otro en lo que vale, y se verá a sí mismo como lo que es, una persona valiosa.
  • Cómo motivar negativamente:
Frases
(dichas por los padres)
Actitud promovida
(en los hijos)
  • Eres un desordenado
  •  Siempre estás fastidiando
  • Aprende de tu primo
  • Así no llegarás a ningún sitio
  • Estoy harta de ti
  • Ya no te quiero
  • Aprende de tu hermano
  • Estás castigada
  • Cómo sigas así te castigo
  • Siempre estás peleando
  • Así no tendrás amigos
  • No sé cuándo vas a aprender
  • Eres un mentiroso…
  • El desorden, desorganización…
  • Fastidiar más, rabia…
  • Rechazo al primo, resentimiento…
  • Temor, desánimo…
  • Desamor, tristeza…
  • Desamor, sentimiento de culpa…
  • Celos, rabia…
  • Tristeza, venganza…
  • Temor, mentiras…
  • Me gusta pelear, agresividad…
  • Es verdad, tristeza, sentimiento de fracaso…
  • Tristeza, no puedo, no valgo…
  • Lo mío es mentir…

v Cómo motivar positivamente:
Frases
(dichas por los padres)
Actitud promovida
(En los hijos)
  • ¡Has sido capaz de hacerlo!
  • ¡Muy bien!, yo sabía que lo harías
  • No dudo de tu buena intención
  • Si necesitas algo, pídemelo
  • Sé que lo has hecho sin querer
  • Estoy muy orgulloso de ti
  • Sabes que te quiero mucho
  • Yo sé que eres bueno, estudioso
  • Te felicito por lo que has hecho
  • Noto que cada día eres mejor
  • No esperaba menos de ti
  • Te mereces lo mejor
  • Puedes llegar donde tú quieras…
  • Soy capaz, orgullo…
  • Sí que puedo, confianza…
  • Soy bueno, sentimiento de superación…
  • Amistad, confianza…
  • No lo repetiré, autocontrol…
  • Satisfacción, orgullo personal…
  • Amor, seguridad…
  • Soy bueno, me gusta estudiar…
  • Alegría, ganas de mejorar y superarse…
  • Ganas de serlo, autosuperación…
  •  Confianza, seguridad, satisfacción…
  • Satisfacción, alegría…
  • Puedo hacerlo, autosuperación…
  
Frases que promueven actitudes positivas

  • Muy bien, estaba seguro de que podías hacerlo.
  • No me queda ninguna duda de que te estás esforzando, se nota por lo bien que lo has hecho.
  • Estoy muy orgulloso de ti.
  • ¿Sabes? Te quiero mucho.
  • Te felicito por lo que has hecho, yo no lo hubiera hecho mejor.
  • Estoy notando que cada día lo haces mejor, qué diferencia de cómo lo hacías antes.
  • Mira cómo se nota que estás mejorando (compararlo con algo realizado anteriormente y que esté algo peor).
  • Puedes llegar donde quieras porque cada día te esfuerzas un poco más.
  • Tu esfuerzo es digno de ejemplo.
  • Como sigas así no sé hasta dónde vas a llegar, cada día lo haces mejor (por ejemplo después de comprobar lo estudiado, lo recogido, cualquier cosa positiva realizada).
  • Las próximas notas serán mejores, dado lo que te estás esforzando.
  • Sé que lo puedes conseguir, ¿te acuerdas de cómo lo hacías antes?...
Lo importante es saber qué queremos modificar y una vez lo hayamos definido e identificado ir a pillarles en cualquier detalle positivo, por mínimo que sea, y que esté relacionado con el comportamiento o aptitud que intentamos modificar.



  • El individualismo es el cáncer del Siglo XXI. Nosotros y nuestros hijos estamos atados a máquinas gratificantes: el DVD, la TV, la videoconsola, Internet... El trabajo en solitario va minando la amistad verdadera. ¡Los amigos comprometen mucho y al individualista no le gustan los compromisos!
  • Sin embargo, necesitamos más que nunca grandes y buenos amigos pero humanos, personas con las que compartir muchas horas conversaciones sinceras y cercanas, amistades de verdad, que nos apoyen y nos conozcan auténticamente, que nos acepten tal y como somos con nuestros fallos y con nuestras virtudes, que potencien lo mejor que hay en todos nosotros... Seleccionar amigos así para nosotros y para los nuestros será la mejor inversión que podamos hacer, tanto para el presente como para el futuro.

Por último tener en cuenta que:
  • Hay una cosa muy importante que podemos transmitir a nuestros hijos y es que si luchan y se esfuerzan pueden perder pero si no luchan ya están perdidos y lo mismo ocurre con nuestra vida familiar, si luchamos por ella, nunca estaremos perdidos.
  • Una familia que trata de seguir estos principios contribuye a mejorar tanto la autoestima en sus hijos como la autoestima en ellos mismos.
El aumento de la autoestima supone realizar de modo sistemático lo que aquí se propone. No de modo puntual ni unas veces sí y otras no, sino sistemáticamente e imponiéndonoslo como un reto y un objetivo a conseguir.



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